Diario de León

Rajoy reclama al candidato que se gane su confianza concretando los asuntos a negociar

El PP votará en contra de la investidura pero buscará acuerdos con el PSOE

El líder «popular» acusó a su adversario de preferir a los nacionalistas la pasada legislatura

Mariano Rajoy, durante su intervención, observado por José Bono

Mariano Rajoy, durante su intervención, observado por José Bono

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Magis Iglesias - madrid
León

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Mariano Rajoy se declaró ayer dispuesto a pactar con el candidato a presidente del Gobierno los grandes asuntos de Estado, aunque anunció que la desconfianza por su actuación en la pasada legislatura llevará al PP a votar en contra de su investidura. Con esta ambivalente posición se manejó el líder de la oposición en el debate, en el que quiso dar una respuesta positiva a las ofertas de diálogo de José Luis Rodríguez Zapatero y, al mismo tiempo, contentar a su grupo parlamentario con críticas a la gestión y acreditada experiencia que arrastra el aspirante a la reelección. «Estoy dispuesto a hablar en serio de terrorismo, de España, de la Justicia, financiación autonómica, política exterior y el Pacto de Toledo», dijo Rajoy a Rodríguez Zapatero, y recogió el guante que le había lanzado el líder socialista al anunciar una inmediata cita en La Moncloa. «Si me llama yo iré, pero usted tiene una enorme responsabilidad porque es presidente del Gobierno», apostilló con una frase que recabó uno de los aplausos de las bancadas populares. El presidente del PP sólo dio este paso después de que su adversario político, en la primera réplica al líder opositor, reconociera haber cometido errores para hacer así borrón y cuenta nueva en las relaciones entre las dos grandes fuerzas políticas con vistas al futuro. Para no ser menos, Rajoy también dio una muestra, más o menos retórica, de autocrítica, e insistió en que cree firmemente en la necesidad de que Gobierno y oposición alcancen acuerdos de Estado. Pero la primera aproximación al debate del político «popular» fue de abierta desconfianza. Nada más subir a la tribuna, anunció que su grupo parlamentario votará en contra de la candidatura de Rodríguez Zapatero porque «ni las iniciativas que hemos conocido ni sus palabras de hoy (por ayer) nos permiten otra actitud». En ese primer momento, y a la vista del discurso inicial del candidato, el líder del partido opositor se declaró confuso y sin saber muy bien cómo interpretar su intervención del candidato: «Por una parte parece arrepentido de alguno de sus errores en la pasada legislatura y dispuesto a la enmienda pero, por otro lado, muestra una inquietante obstinación en continuar por la misma senda y repetir parecidas equivocaciones», confesó. Ajuste de cuentas Rajoy reivindicó en todo momento la política de pactos como un discurso propio de su partido y culpó a su adversario de haber preferido acordar con partidos nacionalistas o minoritarios en la pasada legislatura. Y ese ajuste de cuentas con el pasado inmediato fue uno de los motivos con los que justificó su voto en contra. Explicó que «la profunda desconfianza» que mantiene el PP en el aspirante socialista le conduce al voto en contra a causa del escaso crédito «que podemos otorgarle a su palabra». «Tiene usted pendiente la tarea de ganarse nuestra confianza», añadió. Analizado el programa expuesto por el candidato, Rajoy concluyó que es continuista y señaló que «no he visto en su discurso ni voluntad ni ideas para que las cosas se corrijan». Ante la oferta de pactos que le propuso Rodríguez Zapatero, reconoció que «el sonido de sus palabras me ha gustado porque yo creo en esas cosas». Requirió del líder del PSOE sinceridad a la hora de calificar la actual situación económica y le pidió que le llame «como quiera: crisis, desaceleración o desfallecimiento, pero no lo esconda». En materia de inmigración y educación, se alarmó por la política de continuidad que apreció en el discurso de Rodríguez Zapatero.

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