José Gordón: «Los controles son escrupulosos desde el 2001»

José Gordón, propietario de la Bodega-Restaurante El Capricho, conocida por su carne de buey, aseguraba ayer que los consumidores «pueden consumir vacuno con toda tranquilidad». Como hostelero que elige vivos a los animales que ofrece a sus clientes, indicó que los controles sanitarios a los que se somete al ganado vacuno antes de llegar al matadero y en éste «son escuprulosos desde el año 2001, otra cosa es que una persona haya contraído la enfermedad antes de esa fecha». «Es imposible retirar de un matadero una canal de carne sin disponer de los resultados de encefalopatía espongiforme bovina», aseveró el cocinero, que considera «muy difícil que un animal llegue al matadero con esta enfermedad». Gordón indica que degustar un chuletón no es problemático: «Los materiales específicos de riesgo se eliminan en el matadero. Además, no me consta ningún gaso de buey afectado».