La crisis y el precio de carburantes hacen caer casi un 20% el censo de camioneros

Durante los dos últimos años un 20% de los transportistas autónomos han abandonado el negocio y se han refugiado como asalariados en grandes empresas del sector o derivado hacia otros oficios, según estimaciones de la patronal leonesa Altradime. La causa es la subida de los costes, principalmente los carburantes, y la caída de la demanda de cargas, otro 15%, que se han sumado en apenas un año como un bocadillo difícil de digerir sin casi nada dentro. En la actualidad hay casi 3.700 empresas de transportes censadas en la provincia y unos 7.000 vehículos. En siete de cada diez casos se trata de pequeños empresarios autónomos. Según el presidende de la patronal leonesa Altradime, que tiene una cuota de afiliación del 70% en la provincia, Pablo Lorenzo Vidal, la crisis viene de antiguo, aunque se ha agravado de manera especial desde octubre del pasado año, cuando el precio de los carburantes se disparó hasta cifras sin precedentes, algo que no ha dejado de agravarse: «sin contar el 16% de IVA el gasóleo estaba en el 2006 a una media de 118 de las antiguas pesetas, en el 2007 a 135 y ahora mismo a 145. Y no hace ni dos días, poco antes de la Semana Santa, que superó por primera vez el precio de la gasolina, algo inaudito hasta ahora». Descargados Según Lorenzo Vidal, la crisis del transporte ha sido una mezcla de desgracias en la que ha entrado de todo, desde el incremento del gasóleo hasta el descenso de la actividad económica en el resto de los sectores. Los carburantes suponen aproximadamente un tercio de los costes de funcionamiento de cualquier camión y la flota de vehículos tiene ahora, además, un 15% menos de cargas y encargos, especialmente desde el pasado mes de octubre, aunque la caída empezó a notarse hace ya algo más de un año. Para Vidal su sector sigue un proceso paralelo al del resto de la economía y, en particular, al de la actividad de la construcción que, a su vez, arrastra a la de todo tipo de servicios y a cualquier empresa que requiera transportar algo. De similar opinión es Agapito Suárez, vocal de la patronal Cetracal en la Cámara de Comercio, según el cual el coste de los carburantes puede ser ya el 40% en las empresas de transporte y no hay fórmulas para compensarlo. «¿Revisar las tarifas? Ni siquiera las hay de referencia, así que arreglarlo es muy difícil, entre otras cosas porque casi el 80% de los transportistas son autónomos, se coge cualquier carga a la baja y no hay nada que hacer». A euro el kilómetro Según Suárez, los transportistas que prestan servicio en rutas de más de doscientos kilómetros se darían con un canto en los dientes cobrando por el trayecto a un poco más de un euro el kilómetro, independientemente de la carga portada. Pablo Lorenzo, de Altradime, añade que raramente una agencia cargadora deja partir un camión semivació y con menos de una veintena de toneladas de bultos, de modo que se aprovecha hasta el último kilo por kilómetro. El precio final, según ambas fuentes, viene a resultar casi el mismo que el de un taxi, «con la diferencia de que el taxista te cobra fuera del pueblo también el viaje de vuelta y nosotros, de regreso de Madrid o de donde sea, tenemos que buscarnos la vida y más cargas». Según Pablo Lorenzo, durante los dos últimos años uno de cada cinco camioneros autónomos han tirado la toalla para prejubilarse, apuntarse como asalariados o cambiar de sector, agobiados por una crisis que el encarecimiento del gasóleo hace insostenible para ellos. «Un tercio o tal vez la mitad de las empresas del sector están pasando por dificultades graves, aunque los autómomos se resistan a cerrar porque para ellos el camión es el medio de vida y lo último que dejarían. ¿Qué puede pasar en el futuro? Este es un sector muy atomizado donde todo el mundo aguanta hasta el final, de modo que muchos seguirán cotizando las tarifas mínimas a la Seguridad Social y aguantando hasta donde puedan». PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS DE TRANSPORTE EN LA PROVINCIA DE LEÓN Total Autónomos La mayoría de ellas o casi todas llevan un año trabajando con tarifas que apenas igualan a los costes de producción