Los depósitos a plazo fijo con rentabilidad alta y garantizada vuelten a estar de moda
La crisis financiera ha generado una carrera de captación de depósitos bancarios a plazo fijo que recuerda la de finales de los años setenta, cuando la inflación y los tipos de interés galopaban casi al 10% anual, lo mismo que los convenios colectivos. La transición y los llamados «pactos de La Moncloa», entre gobierno, patronal y sindicatos, desaceleraron luego aquella loca carrera que quedó definitivamente frenada con la entrada de España en la UE y la implantación del euro, que bajó los tipos de interés para las hipotecas a un 3% y la inflación un punto menos. Pero son tiempos pasados. El IPC interanual se sitúa actualmente en ERspaña por encima del 4,3%, el precio de los crédidos hipotecarios se ha multiplicado proporcionalmente y no hay dinero para financiar tanto endeudamiento como han asumido las familias. Del extranjero no llega dinero o lo hace demasiado caro, así que bancos y cajas de ahorros se encuentran con el agua al cuello a la hora gestionar lo que tienen de atrás. El resultado son problemas de liquidez, aún no declarados oficialmente, pero con un fenómeno que hasta ahora carecía de precedentes en España: los bancos se niegan a prestarse dinero entre ellos porque no se fían de la liquidez o solvencia de sus propios colegas y, en consecuencia, intentan captar recursos de los particulares detrayéndolos de la Bolsa o renta variable. Cualquiera que lea el periódico, oiga la radio o vea la televisión estos días se encontrará con ofertas de rentabilidad como mínimo del 5% al 6% en depósitos a plazo fijo, cobro trimestral y sólo pequeñas comisiones si quiere retirar el dinero antes de tiempo. No se veía nada igual desde hace una veintena de años, diferencial de inflación aparte. Se trata se campañas de captación de clientes «muy agresivas», según la directora de Inversis Banco en León, María Jesús Soto, y el jefe de prensa de Banif, filial del Banco Santander, Javier Ferrer, para los cuales, sin embargo, no representan una competencia excesiva y se limitan a atraer a pequeños ahorradores. «La banca privada es otra cosa, somos nosotros los que acudimos al cliente, le ofertamos una atención personalizada y a la medida y valoramos sus necesidades o lo que quiere rentabilizar y arriesgar, por eso cada caso es un mundo. ¿Rentabilidades medias o por encima de la banca convencional? Eso depende mucho cada año de la cesta de los huevos, como dicen los franceses, porque no conviene colocarlos todos en el mismo sitio: mitad para las bolsas, casi otro tanto para fijos y un pequeño pico de aventura es lo más normal».