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Cascos: «Hay declives que si no se detienen acaban mal»

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m.i. | madrid
León

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Francisco Álvarez Cascos fue una pieza clave en el proceso de refundación y la elección de José María Aznar como líder del PP, hace casi cuatro lustros. Retirado de la actividad política, recobró protagonismo recientemente con afirmaciones muy críticas a la dirección actual y en apoyo de las tesis de Esperanza Aguirre. Sin embargo, ha decidido volver a guardar silencio hasta el congreso y se negó a hacer comparaciones entre la crisis de 1989 y la actual, pero se prestó a rememorar la historia en la que participó. «El regreso de Manuel Fraga a la presidencia del partido se produjo ante el nivel de deterioro interno que existía», afirma Cascos, y recuerda que AP sufría en 1988 una «importante desorganización». «Los nervios y la tensión aumentaban como consecuencia de los malos resultados electorales porque de esta situación se beneficiaba el partido emergente que era el CDS de Adolfo Suárez», añade. Así las cosas, «había que tomar una decisión», explica. «Hay procesos de declive que si no se detienen acaban en una situación no deseada por nadie», señala el ex secretario general y uno de los que pidieron al fundador de AP que retomara las riendas de la organización. Recuerda que Fraga regresó a Madrid, «en ningún caso para volver a presentarse sino para preparar el partido para las elecciones generales». Con ese objetivo, «abrió consultas con mucha gente y decidió que el secretario general y los vicesecretarios nos trasladáramos a una reunión en Perbes». «Previamente -comenta- preparamos ese encuentro en Madrid, donde ya teníamos claro que podíamos hablar con una única voz». En su opinión, «ése fue un elemento decisivo para la decisión de Fraga a favor de Aznar». Por lo demás, Cascos asegura que la elección de Aznar como candidato a La Moncloa se produjo dentro de los cauces ordinarios. «Se siguió una secuencia estatutaria ordinaria y de trámite porque fue designado por la Junta Directiva Nacional», asegura, aunque admite que «puede considerarse extraordinaria la decisión porque políticamente había una situación determinada». Rato guarda silencio Rodrigo Rato, el cuarto de los visitantes al chalet de Perbes, también permanece al margen de la vida política, dedicado por completo a la banca de inversiones que lo contrató cuando dejó la dirección del FMI. Rato guarda silencio sobre la situación de su partido, pero asistirá como militante al congreso de junio, según afirman sus próximos.

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