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«Intentaron escapar, pero les persiguieron», según los marineros de un barco que estaba cerca

Marinos de la armada acompañan a la tripulación del «Playa de Bakio»

El pesquero llegará esta madrugada a las islas Seychelles y los tripulantes volarán hacia España

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Iñigo Domínguez - victoria (seychelles)
León

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El Playa de Bakio sigue tirando millas hacia puerto Victoria, en las islas Seychelles, contando las horas para tocar tierra mañana, por fin, después de cinco días de trabajo duro que se interrumpieron con seis interminables de secuestro. «Su mente está en llegar a casa cuanto antes y ver a la familia, porque ahora están juntos, hablando, desahogándose después de lo que han pasado, pero también se les están haciendo muy duros estos tres días de viaje, no se acaban nunca», cuentan sus compañeros de la pequeña colonia vasca en la isla de Mahe. Los 26 tripulantes del atunero, han comentado que están bien, que durante el cautiverio no les han tratado mal y han querido transmitir tranquilidad a sus familiares. Pero la procesión va por dentro. «Los marinos somos así. Han sido días de mucho sufrimiento y sus momentos de angustia los han tenido, con bajones de depresión. Es normal, se les han metido unos tíos armados en su casa una semana», confía un compañero. Sobre el secuestro se siguen sabiendo más detalles. Fuentes cercanas a la negociación aseguraron ayer que el barco ha permanecido en todo momento fondeado en la misma zona, cerca de la localidad de Haradhere, donde tuvo lugar la liberación. Estuvieron vigilados siempre, encerrados en el comedor y sus camarotes y a veces subían a cubierta, pero encañonados. Los que están ahora a bordo son algunos militares de la fragata Méndez Núñez, que les prestan asistencia y les escoltan en la ruta de vuelta. Navegan hacia la base de la flota del Índico en las Seychelles. Estas islas paradisíacas a las que ellos, sin embargo, van a currar a destajo. Ahora mismo sólo hay un barco atracado de los 32 españoles que faenan en la zona. Es el Errexape, de Bermeo, que llegó el domingo a Victoria, después de 23 días de pesca. Este domingo por la tarde sólo estaba a bordo Julen Eguía, de Lekeitio, que se puso muy contento al ver gente de casa después de tanto tiempo en el mar. Félix, del mismo pueblo, y Gaizka, Aitor y Alberto, de Bermeo, habían bajado a dar una vuelta a tierra. «Yo es la primera vez que vengo aquí y estoy flipando. He estado siempre en Francia, Escocia, Irlanda, aunque allí también nos asaltaron, hace unos 13 años, pero cuando nos acercamos a Somalia y dijo el capitán que cuidado con los piratas no me lo creía», cuenta Julen. El Errexape estaba a cien millas del Playa de Bakio y a los dos días de aquella conversación llegó la alarma del atunero vasco. Ellos fueron los primeros en enterarse del secuestro. «Les estuvieron persiguiendo, intentaron escapar, pero les pillaron, y luego cortaron la comunicación», relata Eguía. «Nos asustamos y nos largamos de la zona pitando, luego me enteré de que había gente de Lekeitio, estábamos todos muy preocupados...», dice Julen frotándose los brazos. Él y sus compañeros se han pegado una paliza en alta mar durante tres semanas, pero al alejarse de Somalia perdieron tiempo y sobre todo los buenos caladeros. Han regresado con 34 toneladas, muy poca cosa. «Mal, muy mal, a cuenta de la movida esta, y encima luego hay que volver», señala. «Intentaron escapar, pero les pillaron, y luego les cortaron la comunicación» JULEN EGUÍA Marinero del «Errexape»

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