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«Si no nos ayudan, estamos muertos»

Jaime Candamil, uno de los tripulantes del pesquero vasco secuestrado por piratas, pidió protección para los buques que faenan en aguas cercanas a Somalia

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efe | guipúzcoa

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Jaime Candamil, uno de los tripulantes del pesquero vasco secuestrado por piratas en aguas cercanas a Somalia, pidió ayer «ayuda y protección» organizada a nivel internacional para los buques que faenan en aquella zona, con el fin de que «ningún marinero más» sufra esta «dura» experiencia. «Ojalá sea el nuestro el último barco que cogen (los piratas)» y que «ningún compañero más pase por esto, porque es muy duro», ha dicho el caldereta o tercer oficial de máquinas del «Playa de Bakio», en una rueda de prensa que ha ofrecido en la Cofradía de Pescadores de Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), junto a su compañera, Fátima Iturria, y el presidente de la federación de cofradías guipuzcoanas, Jaime Tejedor. En un relato muy humano, espontáneo y emotivo, numerosas veces interrumpido por las lágrimas y la emoción que le embargaban pero que trataba de contener ante los numerosos medios de comunicación que acudieron a la cita, Candamil ha contado su vivencia personal durante la semana que casi duró el secuestro. «Debería haber algún tipo de vigilancia para los barcos que faenan allí, porque ya llevamos varios años con estos problemas y si no nos ayudan, estamos muertos», ha afirmado Caldamil, que en sus más de 20 años de marinero de altura ya ha pasado por otra situación de riesgo, en 2005, cuando un barco pirata siguió al suyo «durante casi una hora», aunque aquella vez «no nos cogieron». Sin embargo, cree que «eso no lo puede hacer un país solo» y, aunque no sabe cómo debería organizarse una protección internacional, se ha aventurado a decir: «Como no se reúnan los países y pongan cada uno su fragata ...». El veterano marinero, de 52 años, ha asegurado que el problema de la piratería en los caladeros del Índico «ha ido a más en los últimos años». «Antes no salían de las 40 millas, ahora llegan a adentrarse hasta las 260 -donde les capturaron a ellos- y dentro de poco llegarán a las 400 millas». Al «Playa de Bakio» lo asaltaron de noche, cuando estaba parado porque habían localizado un banco de pescado y se preparaba para faenar, por lo que cuando el marinero de guardia dio la voz de alarma ya tenían las barcas de los piratas «encima» y «pegaron un pepinazo con un lanzagranadas que si llega a coger a alguien no lo cuenta».