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La necesidad de acercarse a los nacionalistas para llegar a gobernar genera otra guerra interna

La retirada de María San Gil desata un nuevo terremoto dentro del PP

Rajoy guarda silencio y pide a su entorno que medie entre los redactores de la ponencia política

Publicado por
Ramón Gorriarán - madrid
León

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La decisión de María San Gil de abandonar la redacción de la ponencia política para el congreso del PP desató la mayor división interna en esa organización de los últimos años. La retirada de la líder de los populares vascos supone un paso cualitativo en las turbulentas aguas del partido opositor porque afecta a sus relaciones con los nacionalistas, uno de los ejes estratégicos del PP. El portazo de San Gil contó con partidarios y detractores, pero Mariano Rajoy se limitó a guardar silencio y encargar a sus colaboradores la búsqueda de una solución. La sede de Génova era un hervidero. La preocupación era patente porque el abandono de la presidenta del PP vasco de la ponencia por «diferencias de criterio fundamentales» sobre el texto afecta, en palabras de un dirigente, a «las esencias» de la ideología del partido, y no se trata de un gesto de desafecto por haber quedado relegado o una muestra de desacuerdo con la estrategia precongresual de Rajoy, que es como se han interpretado las decisiones de Eduardo Zaplana y Ángel Acebes o las críticas de Esperanza Aguirre. Aquí se trata de definir el marco futuro de las relaciones con los nacionalistas. Rajoy está convencido, como es evidente por otra parte, de que para poder gobernar son necesarios los acuerdos con CiU y PNV, salvo que se obtenga mayoría absoluta. En sintonía con esta tesis, el líder del PP canario, José Manuel Soria, en colaboración con la gerundense Alicia Sánchez Camacho, propuso que la ponencia abogara por un acercamiento hacia las fuerzas nacionalistas, incluido el PNV, para eliminar la imagen de partido hostil hacia todo lo que huela a nacionalismo periférico. Esta intransigencia, además, se ha traducido en unos malos resultados electorales en Cataluña y Euskadi, comunidades en las que los socialistas aventajaron a los populares en nada menos que en 20 escaños en las elecciones del 9 de junio, cuando la diferencia global fue de 15. Una situación que Rajoy y sus colaboradores creen que es imprescindible revertir para apuntalar las posibilidades de una victoria electoral futura. San Gil, en cambio, se opuso a trasladar esa referencia a la ponencia política y defendió la continuidad de la línea estratégica actual del PP de beligerancia frente al nacionalismo. Una posición en la que fuentes del partido opositor ven detrás la mano del ex ministro Jaime Mayor Oreja. Esta misma controversia se suscitó a fines de abril, cuando un diario de Madrid publicó una versión de la ponencia con las tesis de Soria, y la líder del PP vasco puso el grito en el cielo y amenazó con abandonar los trabajos precongresuales. Rajoy no desmintió al dirigente canario, que gobierna en el archipiélago con los nacionalistas insulares, y guardó silencio, aunque colaboradores suyos se apresuraron a garantizar que no iba a haber «un cambio de estrategia». Lo que está en liza es si reeditar el modelo del de 1996, que permitió gobernar a Aznar con pactos con CiU y PNV; o el de 2000, cuando la mayoría absoluta del PP permitió la confrontación.

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