Diario de León

La mayoría de las 5.500 personas que fallecen cada año en León no cumplen las esperanzas de vida y perecen prematuramente

La sociedad leonesa pierde 15.500 años de vida por la muerte precoz de su población

El uso de los años potenciales perdidos es ya esencial para planificar y definir prioridades en salud

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Marco Romero - león
León

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El impacto de las muertes prematuras en León es mayor de lo que se cree. Cada año, se pierden 15.500 años potenciales de vida en la provincia porque la mayor parte de las 5.500 personas que fallecen en ese periodo tienen una edad que no es la habitual de defunción fijada teóricamente para ese colectivo. La trascendencia sanitaria que tiene la mortalidad es diferente si ocurre en edades tempranas que en edades avanzadas de la vida, por lo que cada vez es más importante la medición de la mortalidad prematura mediante indicadores que detectan las causas de muerte que podrían ser inicialmente evitables y que conllevan una disminución de la esperanza de vida de los individuos. El cálculo de los años potenciales de vida perdidos -en Castilla y León son más de 70.000- por parte del Instituto Nacional de Estadística se realiza para el intervalo de edad comprendido entre 1 y 69 años, lo que supone prescindir, por un lado, de las muertes ocurridas en las edades más avanzadas y, por otro, de la mortalidad infantil debido a que las causas de muerte de los fallecidos menores de un año son, en general, muy específicas dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Más precoz, más pérdida El supuesto en el que se basa este peculiar indicador es que cuanto más precoz es la muerte, mayor es la pérdida de vida. Por lo tanto, la cifra global a consecuencia de una causa de muerte determinada en una población es la suma, en todas las personas que fallecen por esa causa, de los demás años que éstas habrían vivido si se hubieran cumplido las esperanzas de vida previstas. La cifra resultante da una visión amplia de la importancia relativa de las causas más relevantes de mortalidad prematura y su uso fundamental es la planificación y definición de prioridades en salud. Se considera que una muerte es prematura cuando ocurre antes de cierta edad predeterminada, que corresponde, por ejemplo, a la esperanza de vida al nacer. Tener en cuenta la edad a la que mueren las personas y no sólo la causa misma de la muerte permite asignar un peso diferente a las muertes que ocurren en diferentes momentos de la vida. El impacto de este fenómeno en la provincia leonesa es relevante, no sólo por la incidencia del número de personas fallecidas -5.520 en el 2006- sino también por su relevancia a nivel autonómico, puesto que la quinta parte de los años potenciales de vida perdidos en Castilla y León corresponden a personas fallecidas prematuramen te en León. Las causas externas de mortalidad son las que generan una mayor pérdida de potencial. Entre ellas se encuentran los accidentes de tráfico y laborales, que sesgan vidas muy jóvenes y, en consencuencia, tienen una media de 16,3 años de vida perdidos por persona fallecida. La tercera parte de la pérdida de potencial en León procede de este tipo de causas. Resulta especialmente llamativo el impacto del suicidio en esta estadística. Por este motivo, y durante el último decenio, vienen falleciendo entre 40 y 50 leoneses por año, según la última estadística del INE. Este fenómeno alcanza especial dramatismo en los más jóvenes, donde el suicidio es una de las tres primeras causas de muerte, principalmente hombres, entre 15 y 24 años. A esta siniestra estadística hay que añadir los fallecimientos por VIH, que pese a tener una escasa incidencia en León -ocho casos en el 2006- suponen una importante pérdida de años potenciales de vida porque los fallecidos eran relativamente jóvenes. En términos generales, los tumores son los que más años de vida quitan a la población -la tercera parte de los 15.448 años perdidos tiene su origen en el cáncer-, aunque también su incidencia en la población es mayor. Las diferencias entre hombres y mujeres apenas existen, salvo en que los primeros aportan gran cantidad de años perdidos como consencuencia de muertes en la carretera o de suicidios y que en las segundas tienen una notable incidencia las muertes motivadas por enfermedades mentales, las patologías vinculadas al sistema nervioso o el alzhéimer. La especial longevidad de las mujeres leonesas desequilibra la balanza final de años potenciales de vida perdidos, puesto que al superar en gran número lo 69 años de edad -límite para estudiar este fenómeno-, muchas de ellas quedan fuera de la estadística. Los accidentes de tráfico y el suicidio «quitan» más años de vida a los hombres, mientras que las mujeres tienen su lacra en las enfermedades mentales

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