| Crónica | Segunda convocatoria |
Más periodistas que descontentos
La segunda convocatoria consecutiva de una manifestación frente a la sede del PP en Madrid ha movilizado hoy a más periodistas y agentes antidisturbios de la Policía Nacional que a simpatizantes del Partido Popular, ya que sólo cinco de ellos se han dado cita para gritar contra el líder, Mariano Rajoy. Una supuesta transmisión en cadena de mensajes de teléfono móvil citaba a las 17:00 horas a los allegados al PP para protagonizar una nueva concentración frente a las puertas de la sede madrileña del partido, pero esta vez no ha tenido tanto éxito como la de ayer: si entonces concurrieron unas 300 personas, hoy sólo han sido cinco simpatizantes. Precisamente la gran concurrencia de la protesta de ayer ha puesto en alerta a los medios de comunicación y a los efectivos de la Policía Nacional, que ante la posibilidad de otra manifestación exitosa, han desplazado a la zona a unos cuantos informadores y a una decena de agentes antidisturbios. Pero se ve que no ha ocurrido lo mismo entre la masa de afiliados y simpatizantes del PP, que han preferido pasar la tarde del sábado en cualquier otro lugar menos en la entrada de la sede del partido. A las 16:45 horas podían contarse en el número 13 de la calle Génova de Madrid a una decena de periodistas, tres furgones policiales, cinco agentes de la Policía y otros tantos manifestantes, que han enarbolado la bandera de España sin descanso y han dejado claro, a gritos, que quieren que Rajoy se vaya. Según pasaba el tiempo, ha aumentado el número de periodistas -redactores, reporteros gráficos y cámaras de televisión- y el de policías, hasta llegar a una decena, pero no ha ocurrido lo mismo con el de simpatizantes del PP. Ni siquiera los transeúntes han mostrado la más mínima curiosidad. A las 17:15 horas los periodistas eran casi treinta y los policías, en torno a diez, mientras los manifestantes no encontraban a quien se uniera a su causa. Quince minutos después, la situación permanecía inalterable, si bien los simpatizantes aprovecharon sus minutos de fama para desplegar sus banderas y lanzar sus proclamas contra Rajoy. En cuanto mostraban el emblema o alzaban la voz se arremolinaban en torno a ellos casi todos los periodistas, como si acabara de aparecer el mismísimo Rajoy. Mientras, el diputado del PP Carlos Aragonés paseaba por la calle Génova sin que nadie le reconociera.