Localizan un cayuco con 68 inmigrantes, tres de ellos muertos

Tres inmigrantes subsaharianos murieron este domingo cuando intentaban alcanzar en un cayuco las costas de Gran Canaria, según informó este domingo la Delegación del Gobierno en Canarias. La embarcación con 68 personas abordo fue descubierta por una embarcación de recreo hacia las 5:30 horas, al sur de Maspalomas. Salvamento Marítimo envió a la lancha Menkalinan al encuentro del cayuco, en el que descubrieron dos fallecidos y otros tres inmigrantes en estado grave con hipotermia y deshidratación. Los sin papeles fueron subidos a la embarcación de rescate para trasladarlos al puerto de Arguineguín, donde llegaron poco antes de las 9:00 horas. Los tres inmigrantes en peor estado fueron evacuados de inmediato a un centro sanitario, donde poco después falleció uno de ellos, Al parecer, 15 de los 65 supervivientes del cayuco eran menores de edad. Por su parte, el Gobierno canario lamentó ayer la muerte de estos inmigrantes al sur de Gran Canaria y reiteró la necesidad de que se incrementen los esfuerzos para evitar tragedias como ésta. En un comunicado, la portavoz del Gobierno de Canarias, Carolina Déniz, expresó además la solidaridad del Ejecutivo regional con los familiares de las víctimas y confió en la pronta recuperación de los dos inmigrantes con síntomas graves de hipotermia y deshidratación, que se encuentran hospitalizados en el citado centro. A juicio de la portavoz, esta nueva tragedia «constituye una incontestable invitación a que todas las instancias con competencias en esta materia multipliquen esfuerzos para acabar con este drama». Añade que «es imprescindible incrementar las políticas de cooperación al desarrollo y las acciones en los países de origen de la inmigración irregular, sin olvidar», añade, «que deben reforzarse los medios materiales y humanos para mejorar el control de las aguas que nos rodean». Así mismo, recalca que la ausencia de oportunidades y la desesperanza de millones de ciudadanos africanos son un llamamiento a la solidaridad de los países más desarrollados, que «en ningún caso pueden dar la espalda o limitarse a mirar de reojo el inmenso drama que supone la pobreza o la decisión de embarcar en cayucos que en ocasiones acaban en el fondo del mar».