Llega, olfatea, da un zarpazo y se lleva el panal al bosque
Un zarpazo se aprecia claramente en uno (varios) de los panales que han aparecido destruidos en un colmenar de Almanza. Los enjambres, repletos de miel, fueron trasladados varios metros por el oso hacia la entrada del bosque, donde se siente más seguro para saborear los manjares ajenos. «Se aparta porque las abejas le pican en la nariz y en la lengua y si se aleja son menos las que logran atacarle», explica uno de los apicultores afectados por los ataques de este plantígrado durante las últimas semanas. En la imagen de la izquierda, el apicultor Jesús Montes muestra el reciente zarpazo de un oso en uno de sus enjambres. A la derecha, el apicultor Sergio Santa Cruz es ayudado por Andrés Marcos, guarda de la Fundación Oso Pardo, a clavar estacas para proteger sus colmenas con un pastor eléctrico.