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La «escuela a domicilio» forma parte de las actividades de atención a la diversidad de la Consejería de Educación

Cáritas cumple diez años de apoyo a escolares convalecientes en sus casas

Más de un centenar de niños y niñas han sido atendidos por el programa desde 1998

León

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«Estoy muy contenta con este servicio del que me informaron en el colegio de mi hija. Pero creo que una hora y media es poco tiempo de atención» MARISOL, madre de una adolescente beneficiaria del programa de Cáritas Virginia tiene 16 años y estudia segundo la ESO en el colegio Santa Teresa de León. Sin embargo, este curso apenas ha pasado unas semanas en el aula. Una complicada operación en la espalda la ha mantenido alejada de los libros y de su entorno escolar durante casi los primeros trimestres enteros. Acaba el curso y Virginia no puede regresar a clase. Está pendiente de una segunda operación y cada día son más intensos los períodos de dolor que le causa la escoliosis. Desde abril, el salón de su casa en Navatejera se ha convertido un día a la semana en un aula de excepción. A las cuatro en punto de la tarde llega Belén Muñiz, la profesora de apoyo del programa de Cáritas Diocesanas de León para atender a escolares que pasan largos períodos de tiempo alejados del colegio por largas convalecencias. Virginia es una de las diez personas que se han beneficiado de este programa a lo largo del curso escolar y se cuentan por más de un centenar los casos atendidos en los diez años de existencia de este programa de apoyo a la escolarización de alumnado convaleciente por enfermedades o traumatismos. La escuela en casa tiene como protagonista a los alumnos y las alumnas y a dos maestras que, desde León y Ponferrada, se ocupan de atender en sus domicilios la demanda. «El programa para complementar la atención educativa al alumnado con convalecencia prolongada en el domicilio se tiene que solicitar en el centro escolar, a través de la jefatura de estudios o el servicio de orientación, pero creemos que en muchos centros aún es desconocido», señala Ana Arranz, la coordinadora de este proyecto de Cáritas que se realiza cada año con una subvención de la Consejería de Educación cuyo importe máximo no supera los 12.000 euros. «Con este dinero podríamos atender como máximo tres alumnos a la vez y en momentos puntuales hemos llegado a tener cuatro casos», señala el director de Cáritas en León, Carmelo González. «Esto funciona porque las personas que trabajan en Cáritas tienen el valor añadido de que también son voluntarias y no ponen el reloj por encima de las personas», agrega. La escuela en casa no tiene pizarra, pero cuenta con una gran dosis de escucha para motivar a estudianets que tienen que luchar contra la enfermedad o el aburrimiento, y a quienes hay que ayudar a mantener una mínima disciplina en las tareas escolares. «No se trata sólo de dar clase, también hay que ayudar a los padres a comprender que no porque sea el crío esté enfermo no es un niño normal», aclara Belén Muñiz, la profesora de apoyo que trabaja en el área de León. Este año ha tenido casos en la capital y en los pueblos del extrarradio, como Armunia, Nava y Trobajo del Camino. En el Bierzo, Inés Caramés se ha desplazado desde Ponferrada a Fabero, Cacabelos y Puente de Domingo Flórez. La mayoría de las familias a las que han atendido «se sorprenden de que exista este recurso», admite la coordinadora. Tampoco es muy conocido entre el profesorado que, frecuentemente, se sirve de diferentes canales de comunicación (compañeros de clase, familia...) para hacer llegar a alumnado convaleciente tareas e incluso exámenes que mantengan a los escolares lo más cercanos posible al ritmo académico que deberían seguir en clase. «A los profesores les pedimos que preparen ejercicios de refuerzo y actividades resumen sobre la materia que están dando, pero si la convalecencia se prolon ga durante meses, se complica un poco más», señala la profesora. «También recomendamos que mantengan los vínculos con los compañeros de clase, no sólo por el apoyo escolar, sino porque son un refuerzo social importante para la persona que está enferma y su familia», añade. La complicidad de los compañeros y compañeras de clase es lo que más echa en falta Virginia, que por el problema degenerativo que sufre su espalda no puede pasar mucho sentada. «Mando un saludo a mis amigas y amigos», dice esta joven que oculta la timidez con una sonrisa perenne en su boca. Virginia espera la hora de la clase con el «cuaderno de Belén», que es como ha bautizado el bloc en el que hace las tareas que le indica la profesora de apoyo del programa de Cáritas, previamente consensuadas con la maestra de apoyo y la orientadora del colegio. «Estoy muy contenta con este servicio, me informaron este año en el colegio como posibilidad para que la niña no quedara totalmente desconectada de los estudios», admite Marisol, la madre de Virginia. Sólo tiene una queja: «Para nosotras, una hora y media a la semana es muy poco tiempo». Los pocos recursos con que está dotado el programa no dan para más. El principal trabajo con Virginia ha sido motivarla a hacer las tareas y a centrarse en una lectura. Le cuesta mantener la atención. Le gusta dibujar, escuchar música -es una admiradora devota de Rosa, la cantante que salió del programa Operación Triunfo- y está deseando que llegue el verano para irse a Villabalter con su abuela. Todo un aliciente que la hace olvidarse de que en agosto o septiembre tendrá que volver a pasar por el quirófano. «La otra vez sólo estuvo en cama diez días, pero la recuperación es muy lenta», explica su madre. Antes tendrá que terminar el curso en casa y esperar sus notas. La escolarización en España es un derecho y una obligación de todas las personas hasta los 16 años (18 en el caso de alumnado con necesidades educativas especiales). Incluso si están enfermas. En los hospitales se soluciona con aulas específicas y para las convalecencias largas se puso en marcha hace diez años en León el programa de atención educativa que imparte Cáritas. El programa de atención educativa domiciliaria se realiza en Castilla y León desde el curso 1996/97 y dos años después dio comienzo en León a través de Cáritas. En otras provincias intervienen diferentes oenegés, entre ellas Cruz Roja. El objetivo, según el plan de atención a la diversidad de la Junta es «asegurar la continuidad del proceso educativo al alumnado en situación de convalecencia domiciliaria a través de una respuesta individualizada en su propio domicilio». Esta norma autonómica está inspirada en la Carta Europea de los Derechos del Niño Hospitalizado, aprobada en 1986 y cuyo artículo 4.t recoge el derecho de niñas y niños a «recibir estudios en caso de hospitalización parcial o convalecencia en su domilicio».

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