Diario de León

Ancianos, inmigrantes, drogodependientes y mujeres con problemas de maltrato acapararon las llamadas de auxilio

Más de 9.000 leoneses necesitaron la ayuda de la Cruz Roja en el último año

El reparto de alimentos gratuitos se ha abandonado por considerarse no prioritario

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Antonio Núñez - león
León

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Entre nueve mil y diez mil leoneses sobre una población de medio millón de habitantes precisaron el año pasado algún tipo de ayuda de la Cruz Roja, según la memoria anual de esta institución, que dice contar con un presupuesto de apenas tres millones de euros para atender todas las demandas que recibe, aparte de 2.199 voluntarios que aportan tiempo sin ánimo alguno de lucro y 11.951 socios que aportan dinero, muchos de ellos captados por telemarketing, de acuerdo con las técnicas modernas aunque con donaciones periódicas no menos desintereadas. En un país y provincia teóricamente del primer mundo la mitad de las personas atendidas por Cuz Roja se concentran en la tercera edad, con casi seis mil personas mayores y, como se dice ahora, «dependientes». La mayoría sólo precisa ayudas esporádicas para supuestos de emergencias o disponer de un centro de llamadas y de contacto, pero en algunos casos se aporta también ayuda complementaria y directa a domicilio, incluso transporte adaptado, para un centenar de usuarios con problemas de movilidad y su traslado a cualquier centro de la tercera edad o del día a día. Según la memoria de la Cruz Roja Leonesa, que se hará pública próximamente, la inmigración ocupa el segundo lugar entre la población asistida, con más de 2.300 personas, de las cuales algo más de la mitad demandaban asesoramiento o apoyo esporádico, otras 650 atención para encontrar empleo, 205 ni siquiera conocían la lengua castellana y tuvieron que recibir clases de urgencia, en su mayoría gente llegada desde países subsaharianos, y 127 personas más, una cada tres días, demandaron auxilio puro y duro como solicitantes de asilo o refugiados. Cárcel y droga La drogodependencia callejera y la población reclusa en las cárceles, que a menudo son intercambiables, ocuparon la atención a otro millar de personas por la Cruz Roja leonesa. En el primer caso se trata de ayudas ambulatorias para tratamientos de desintoxicación y en el segundo de actividades dentro de los recintos penitenciarios para la posterior reinserción de los internos, una tarea que muchas veces se duplica o triplica con no pocos problemas de convivencia en la sociedad, muros afuera: también hay 62 atendidos de sida sin recursos para reintegrarse en su antigua familia ni en ninguna parte. Lo que los responsables locales de Cruz Roja conocen como «programas transversales» o de reinserción social se han traducido igualmente en otro millar largo de usuarios, en total 1.230 parcipantes en programas de empleo, tanto para parados de larga duración y de edad madura como mara jóvenes en situación marginal o, simplemente, gente sin oficio ni beneficio que, al final, terminó encontrando un trabajo como autónomo, aunque casi siempre para chapuzas caseras en el caso de los varones o de atención domiciliaria por horas en el de las mujeres. Pocas emergencias Las tareas de emergencias en Cruz Roja han pasado a un segundo plano, si se exceptúa la ayuda en accidentes de tráfico y pocos sucesos más, donde sus voluntarios se limitan a actuar como complemento de las administraciones públicas, al contrario de lo que sucedía décadas atrás. La única excepción es cuando éstas últimas tardan en llegar, especialmente en barrios periféricos de las ciudades previamente concertados para atender a la tercera edad o en zonas rurales sin cobertura: entonces todo el mundo se acuerda de Cruz Roja, lo primero.

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