Valladolid desoye el acuerdo de la comisión provincial de Patrimonio que pidió declarar la zona Bien de Interés Cultural
La Junta ignora el «conjunto ejemplar» de termas del Teleno durante 25 años
Los restos de Las Rubias están abandonados desde la excavación de Claude Domergue
Unas termas construidas a 1.700 metros de altitud, en la falda sur del Teleno, constituyen una prueba más de que las minas de oro romanas del Mons Tilenus y su entorno fueron de vital importancia para el imperio, que las gestionaba directamente desde Roma. El poblado de Las Rubias, en Corporales (Truchas), alberga los restos de estos baños calientes junto a una construcción residencial, que disponía de varias estancias y un horno para cocinar, según desveló el arqueólogo francés Claude Domergue en el simposio sobre minería histórica del suroeste de Europa. Se trata de un poblado aislado y no fortificado en medio de las explotaciones auríferas del Teleno, que data del siglo I d. C. y más en concreto de los años 50/60 y 80/90 de esta primera centuria del calendario juliano. «Es un asentamiento típicamente romano, no indígena», precisa Domergue. El arqueólogo francés excavó Las Rubias entre 1980 y 1985 y además de sacar a la luz las estructuras constructivas de las termas y el edificio occidental a éstas, encontró indicios materiales que evidencian que sus pobladores llevaban «un modo de vida itálico». Según desveló Domergue en el simposio que rindió homenaje a sus trabajos en la provincia de León en los años 70 y 80, los romanos que vivieron en este puesto vigía-administrativo usaban vasija fina de mesa importada, elaborada con sigillata del sur de la Galia, las termas estaban decoradas con barniz rojo tipo pompeyano, escribían, como prueba el hallazgo de un tintero y usaban zapatos, tal y como dedujo Domergue de los restos y huellas encontradas en ladrillos. La sigilatta de la Graufesenque aparece en más del 75 por ciento de las vasijas halladas en la excavación y es una de las pistas más certeras sobre la cronología de este poblado. En las termas se identificaron con claridad los baños calientes y existen dudas sobre otra estancia que podrían corresponderse con unos baños templados o tepidarium . También se reconoció el praefurnium o zona de abastecimiento del horno de las termas, en la antesala de los baños propiamente dichos. Igualmente, salieron a la luz pilares, la suspensura y los arcos de ladrillo del hipocausto. Los restos de ladrillos con dibujos de espigas formaron parte del techo de las termas. Un horno y un templo En la construcción situada al oeste de estas termas, Domergue reconoció con claridad los restos de un horno en la zona oriental, donde se encontraría la cocina, con un cuarto de estar a su lado. La estancia siguiente sería otra habitación y en la parte más occidental de la edificación podría encontrarse el templo o Aedes y la estancia más oficial y solemne. Lo más probable es que el poblado coincidiera con el reinado de Vespasiano (69-79 d.C) y también con la llegada de la Legio VII a León. Y es Roma explotaba el oro del noroeste de Hispania directamente a través de la administración fiscal del Estado, muy ligada al Ejército. «La existencia de las termas podría implicar aquí la presencia de miembros de la administración financiera y quizá de soldados sobre las obras mismas», según la tesis que Claude Domergue maneja desde la época de las excavaciones. Las excavaciones arqueológicas contaron con el respaldo de la Diputación provincial y los permisos preceptivos del Ministerio de Cultura, primero, y de la Junta, a partir de 1984, año en que asumió las competencias de patrimonio. Pasto de la maleza Veinticinco años después, los restos exhumados permanecen abandonados y son devorados por la maleza, como pudo comprobar Domergue en dos nuevas expediciones realizadas al lugar para tomar datos de cara a la publicación definitiva de esta excavación, que aún no ha visto la luz. «La excavación de Las Rubias está aún sin terminar», advirtió en León el arqueólogo francés Claude Domergue, que considera que se trata de un «conjunto ejemplar que visto en el contexto de los canales y la red hidráulica del Teleno lo convierte en un ejemplo único en el mundo romano». Tal singularidad no ha sido apreciada todavía por la Junta de Castilla y León, administración que tiene las competencias en la protección del patrimonio. Y ello pese a que hubo una propuesta de la comisión provincial de Patrimonio a favor de su declaración como Bien de Interés Cultural que data del 25 de enero del 2001. La comisión de Patrimonio de León acordó, tras conocer un informe del arqueólogo territorial, Julio Vidal, «informar favorablemente la propuesta de incoación de Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica y solicitar a la Dirección General de Patrimonio y Promoción Cultural que encargara la elaboración de la documentación necesaria para proceder a dicha incoación». Los bienes a proteger, además de Las Rubias, son el poblado romano de El Veneiro, las explotaciones auríferas de Las Rubias y Los Mayadones y Las Mayadicas, en el Teleno este. Entre los argumentos para impulsar esta protección la comisión apuntó que «fueron precisamente sedimentos auríferos de origen fluvio-glaciar los que fueron explotados por los romanos, dejando como testimonio asentamientos como los de El Veneiro y Las Rubias, así como extensas labores o cortas de minado y una densa red hidráulica» con depósitos de agua para las explotaciones in situ y aljibes para aprovechar las aguas nivales. «Esta comarca y particularmente el valle del río Duerna -agrega el acta de la comisión- presenta uno de los paisajes arqueológicos más valiosos de la provincia de León, fruto de la sistemática explotación que los romanos realizaron de sus sedimentos auríferos». La corona de Quintanilla situada en el corazón del campo de tiro del Ministerio de Defensa, es uno de los bienes arqueológicos más singulares de la vertiente norte del Teleno. Pero su declaración como Bien de Interés Cultural está parada desde 1981, año en que se aprobó la inoación y que coincide con la expropiación de los terrenos para el campo de tiro. La Mancomunidad de Maragatería ha pedido, sin éxito, la declaración BIC para las coronas de Boisán, Luyego y Llamas y las minas romanas de Fucochico, Piozadera y Las Moraceras.