«En un plazo de dos años el sistema puede resultar mucho más barato»
«Estamos muy cerca de que los procesos sean rentables, y confiamos en que nuestro proyecto alcance este objetivo». Antonio Fernández es consciente de que el principal inconveniente de esta iniciativa está en los costes. Las investigaciones para utilizar algas microscópicas como fuente de combustible alternativa al uso de los vegetales fueron encargadas inicialmente en los años 80 por el Departamento de Energía de Estados Unidos. En Biomar llevan seis años trabajando en este campo, desde el punto de vista de la obtención de antibióticos y otros activos de las microalgas; aunque hace dos años se impulsó la investigación energética. «La conclusión del Departamento de Energía norteamericano fue que la producción de este biocombustible era muy cara; pero entonces el barril de petróleo estaba a 50 dólares. Hoy todo ha cambiado mucho, el precio del barril ronda los 150 dólares», señala Fernández. Los críticos de este proceso centran su escepticismo en el hecho de que nunca será rentable. «Uno de sus cálculos apunta un coste de 250 dólares por barril de este biocombustible. Si logramos reducir este coste, no estamos muy lejos de lo que supone ahora el precio del petróleo», apunta el biólogo. Por eso ahora sus investigaciones se centran en el desarrollo de cepas que mejoren los rendimientos; mientras que Ecofuel estudia el desarrollo industrial para materializar el proceso. La inversión La asociación de las dos empresas se plantea, de momento, para dos años, aunque la investigación está calculado que durará cuatro años. En este tiempo Biomar considera que sus investigaciones tendrán un coste que ronda el medio millón de euros al año. La aportación de Horcona será muy superior, de «varios millones de euros». La participación en la empresa leonesa en el proyecto global es del 30%, y la de la constructora del 70%. Una vez logrados los desarrollos biológico e industrial a un coste razonable, el proyecto está en marcha. Necesita poco más: luz, sal, nitrógeno y CO 2 . Y las microalgas hacen el resto. La viabilidad económica del proyecto, según sus promotores, está cerca.