Diario de León

La campaña de vacunación preventiva de las más de 100.000 cabezas de ovino y 50.000 de vacuno comenzará el lunes

Los ganaderos exigen indemnizaciones a la Junta por el parón de la lengua azul

Los productores denuncian las pérdidas que sufrirán por los tres meses de inmovilización

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J. M. Campos / A. Caballero - portilla de la reina | león
León

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En un sector que ha sido tantas veces visitado por la prosa de los apocalípticos, las siete plagas son un mero capítulo más. Pero los ganaderos leoneses, acostumbrados a que el alza del mercado no redunde en sus beneficios, pero sí que las adversidades les mermen el zurrón, se niegan a que esta vez también tengan que ser «los paganos» de la inmovilización que sufrirán las reses de ovino y vacuno de más de tres meses, en la zona norte de la provincia, como prevención por la lengua azul. Las unidades veterinarias de Fabero, Villablino, La Pola de Gordón, Boñar, Cistierna y Riaño se preparan para empezar a vacunar este mismo lunes, según anunciaron ayer fuentes de la administración autonómica, y los dueños del ganado avistan un largo estío, con los tres meses que deberán tener los activos de su negocio parados, sin posibilidad de que produzcan, pero con necesidad de comida y mantenimiento. «Por lo menos que nos paguen, porque al ritmo que vamos se van a cargar la poca ganadería que queda y los montes sólo van a servir para la caza, que es lo que quieren algunos de arriba», se quejaban ayer asistentes a la feria del pastero celebrada en Portilla de la Reina como exigencia a los responsables de la Junta, que es la institución competente. El lamento registrado en la zona oriental es una voz más dentro de las que se alzan en toda la montaña leonesa: una franja de terreno que entra en la catalogación de zona restringida, después de la orden del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, dictada desde la UE, que se encarga de disponer una serie de prevenciones para que la lengua azul no entre en zona de León, toda vez que en el Principado de Asturias -donde ya se han efectuado 125.000 vacunaciones- y en la cornisa cantábrica se haya contabilizado algún caso. El cordón preventivo puede quedarse escaso en las próximas semanas, según el vaticinio de algunos técnicos de la administración, que aconsejan que sería mejor extender la marca a toda la provincia. Serotipos 1 y 8 Mientras que no haya alteraciones en la normativa, que enmarca a León como área de restricción de los serotipos 1 y 8 del virus, el trabajo comienza por la vacunación, a la que se aprestan alrededor de 100.000 cabezas de ovino y 50.000 de vacuno, desde los Ancares hasta los Picos de Europa. La inmovilización se produce además en una época en la que los puertos son pasto -en el sentido literal- de su mayor cantidad de ganado. Ahí está Babia, sembrada de merinas, o la montaña de Riaño, atestado de vacas. «Si llega a ser hace unos meses, cuando todavía no habíamos subido el ganado, el daño hubiera sido menor, pero de esta manera no hay a qué ampararse: está todo arriba», se duele uno de los pastores afectados. El condicional que construye el afectado no es posible. Vecinos, transhumantes y trasterminantes se hallan atrapados por la tela de la orden ministerial. Imposible mover el ganado hasta que se supere el periodo restrictivo estipulado en el protocolo de actuación para el control del avance los serotipos 1 y 8 de la lengua azul: una primera vacuna; 21 días de espera; una segunda dosis, que garantiza la inmunidad de la res; y 70 jornadas más de guarda hasta obtener el visado de movimiento, que cuenta con un año de plazo. Una suma que supera los tres meses de estancamiento, que sólo tienen una alternativa para acortarse: pasados 25 días de la segunda vacuna, el ganadero puede hacer un análisis a su vaca u oveja, que en caso de ser negativo supone el levantamiento. «Pero ese análisis tendríamos que pagarlo también nosotros, !al precio que está! Encima, habría que hacer uno por cada animal. ¡Como para echar el cálculo de lo que supondría para un rebaño!», descarta un ganadero. Todo son números con acuse de pago que se retrepan sobre el costillar de los ganaderos leoneses. «Lo que no puede ser es que seamos nosotros los paganos de todo lo que pasa siempre», conjura uno de los residentes asentado en la zona de restricción, que ya ha visto pasar «la tuberculosis, después la brucelosis y, ahora, la lengua azul». Si se suman la bajada de los precios en origen y el alza de los alimentos para el ganado sólo resta un empujón para completar la profecía bíblica. El jefe del servicio de Agricultura de la delegación territorial de la Junta en León, Fidentino Reyero, explicó ayer que «los focos que están a pareciendo en el Principado de Asturias han obliga a tomar una serie de medidas preventivas por la posibilidad de que se extienda a León la lengua azul». La primera de estas actuaciones, que empezará mañana en Riaño, será informar a los ganaderos de las unidades veterinarias de Cistierna, el área riañés, Boñar, Pola de Gordón, Villablino y Fabero -que son las que pasan a la zona restringida- «para que conozcan las posibles restricciones que pueden tener para mover el ganado entre determinadas zonas restringidas y hacia la zona libre». «Esta medidas nos van a llevar a comenzar de forma inmediata una vacunación del ganado ovino, vacuno mayor de tres meses», según anunció el responsable de la administración autonómica, que incluso aseguró que se procederá a inmunizar contra los serotipos 1 y 8 de la lengua azul al «caprino», un grupo que no está especificado en la orden ministerial. Reyero dejó claro que la intervención se debe a los focos detectados en Asturias y Cantabria, pero no a que haya reses enfermas en León. «Al ritmo que vamos se van a cargar la poca ganadería que queda y los montes sólo van a servir para la caza, que es lo que quieren algunos de arriba» GANADEROS MONTAÑESES

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