Diario de León

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Veinte años después del mal de unas vacas británicas

Las muertes a causa de la variante humana del mal de las vacas locas, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, comienzan a conocerse este año, tras un periodo de casi diez años de incubación

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La enfermedad de las vacas locas afecta al ganado bovino, produciendo una degeneración progresiva de su sistema nervioso central, que lleva a que el animal parezca. Está dentro del grupo de enfermedades transmisibles, aunque no infecciosas, que inciden sobre diferentes especies animales (en concreto la Encefalopatía Espongiforme Bovina o «enfermedad de las vacas locas» afecta a los bóvidos, es mortal para el animal y su periodo de evolución es largo, entre 4-5 años de promedio). Viene a ser una especie intoxicación lenta en la que, poco a poco, se van depositando ciertas sustancias particularmente en las neuronas del cerebro y médula espinal de la vaca y acaban afectando a su función normal. Estas sustancias son proteínas animales defectuosas ingeridas, llamadas priones, y que el organismo de los rumiantes no puede eliminar. (No están habituados a alimentarse con productos de origen animal y, por lo tanto, la selección natural no ha actuado sobre ellos en este sentido, al contrario que con los buitres). El comienzo El primer caso en bóvidos se comunicó en el Reino Unido, en noviembre de 1986, por el Laboratorio Central de Veterinaria, y a partir de 1987 se empieza a investigar sobre su posible mecanismo de transmisión. En abril de 1990 se comunicó oficialmente a la Comunidad Económica Europea. La causa Su causa parece ser una proteína a la que se ha llamado «prión». Se trata de una partícula aún más pequeña que un virus, un agente infectante no habitual y que se asemeja al agente responsable de una enfermedad que afecta a las cabras y ovejas: el «scrapie» o prúrigo lumbar. Este «prión» es muy resistente a los medios habituales de desinfección. Las vacas se contagiarían al comer piensos elaborados con restos de otros animales. No se ha detectado el contagio de las vacas enfermas a sus crías ni a otras vacas. Casos en humanos En 1996 se comunicaron 10 casos de pacientes afectados de una muy rara enfermedad denominada de Creutzfeldt-Jakob. Esta dolencia que afecta a las personas, parece muy similar al proceso que hacía enfermar a las vacas. La enfermedad también produce una degeneración progresiva del sistema nervioso central de los seres humanos. Se piensa, aunque la evidencia científica no es total, que las personas enfermarían al comer productos procedentes del ganado vacuno enfermo de encefalopatía espongiforme, especialmente los derivados que contuvieran tejido nervioso central (cerebro, médula espinal, ojos) y también algunas vísceras (bazo, tripas, etc.). Contagio La enfermedad llegó a los bóvidos a través de los piensos que comían, pues en la elaboración de éstos se utilizaban restos de otros animales; al parecer, restos de ovejas, de cabras (en el Reino Unido estos animales tenían una alta incidencia de una enfermedad muy parecida: el «scrapie», pero que nunca antes había infectado a otras clases de animales), y también de otras vacas. La enfermedad de Creutzfeldt-Jakob afecta a personas mayores en el 80% de los casos, entre 50-75 años. La nueva variante aparecida (variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob) parece afectar a personas más jóvenes (29 años). En octubre de 1999, los casos diagnosticados en el Reino Unido eran ya 20. Prevención y tratamiento En el momento actual no se dispone de ningún tratamiento contra la enfermedad, de ahí que lo más importante sea la prevención. Hoy por hoy se sabe que tarda un largo tiempo en desarrollarse en las vacas, por ello nunca antes de los 30 meses de edad contraen la enfermedad. Así, parece seguro en este momento, que la carne de animales jóvenes con edad inferior a los 2 años no transmite el mal y puede usarse para el consumo humano. En consecuencia, las autoridades sanitarias han establecido un programa de vigilancia y de seguimiento para evitar que animales adultos sean destinados al consumo humano, y se han iniciado programas de detección de los animales enfermos, para proceder a su sacrificio y retirarlos de la cadena alimentaria. Todos los tejidos con riesgo de transmisión para las personas son también retirados y eliminados. En España, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha aplicado la normativa de la UE, por la cual a todos los animales de las especies bovina, ovina y caprina, de edad superior a los 12 meses de edad, en el matadero se les retiran los tejidos y órganos que pueden entrañar riesgo para la salud: cráneo con encéfalo y ojos, amígdalas y médula espinal. Estos tejidos nunca llegarán al comercio porque en el matadero se tiñen de azul y se destruyen.

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