| Crónica | La película de los hechos |
Un casquillo del calibre 6,35
El taxista apareció muerto en la madrugada del día 20, asesinado de un balazo en la cabeza y tendido junto a su automóvil en un camino de Las Ventas de Albares, casi seis horas después de que se le perdier
Un casquillo del calibre 6,35 ha sido la clave para relacionar la pistola que portaba uno de los dos detenidos en Cistierna con el asesinato del taxista ponferradino José Miguel Alves Merayo, que en la madrugada del pasado día 20 apareció muerto con un balazo en la cabeza en un camino de Las Ventas de Albares (Torre del Bierzo). Fue un camionero que circulaba por la N-VI el que alertó de la presencia del taxi con las luces encendidas. Cuando la Guardia Civil de Bembibre localizó el automóvil en la calle Las Llamas a las cuatro de la mañana, se encontró con el conductor del taxi número 59 ensangrentado, tendido boca a bajo junto a la puerta abierta del coche, con un orificio de entrada de bala en el cráneo, pero sin salida, y con el famoso casquillo del calibre 6,35 a su costado. Nada se sabía del taxista desde que las 22.30 horas recibiera una llamada de la centralita para prestar un servicio. José Miguel Alves partió de la parada de la estación de autobuses de Ponferrada y recogió a un cliente junto al bar El Cisne de la avenida de la Libertad. Quién le mató en el camino de Las Ventas, le robó la cartera y el móvil, aunque dejó cierta cantidad de dinero en el bolsillo de su camisa. El de Alves es el segundo asesinato de un taxista después de la muerte en junio del 2001 de Constantino Valle, asesinado de tres balazos en la carretera de Tombrio a Toreno. Valle murió por disparos del mismo calibre 6,35, que no deja de ser un arma bastante común. Su asesinato todavía está por resolver.