Zaragoza, Madrid y Málaga pactan las líneas Femp para negociar la financiación local Sus señorías madrugarán

Los responsables de Economía de los Ayuntamientos de Zaragoza, Madrid y Málaga consensuaron ayer un documento con las líneas básicas de lo que creen que debería ser la base de la negociación de la Federación Española de Municipios y Provincias (Femp) con el Gobierno para establecer la participación municipal en los tributos del Estado. El consejero municipal de Economía del Ayuntamiento de Zaragoza, Francisco Catalá, lideró ayer en la capital aragonesa una reunión con sus homónimos de Madrid, Juan Bravo; y de Málaga, Carolina España, para preparar el documento que mañana presentarán en la Comisión de Economía de la Femp y que también trasladarán al Consejo Territorial del sábado. El objetivo de este encuentro ha sido buscar soluciones a la «hipótesis» planteada por el ministro de Economía, Pedro Solbes, de recortar la financiación que reciben los ayuntamientos del Estado, y que, ha advertido en rueda de prensa el edil zaragozano, podría generar «problemas muy graves» para prestar servicios a la ciudadanía, en muchos casos además, «impropios». El nuevo curso parlamentario llega con nuevos horarios. Los diputados tendrán que madrugar para estar hoy en el pleno, a las nueve de la mañana. Y así todos los miércoles a partir de ahora. En esta ocasión, será para escuchar al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ha solicitado explicar en el Parlamento sus planes de empleo frente a la crisis, pero, en adelante, las tradicionalmente serenas mañanas de los miércoles pasarán a ser el momento más agitado de la semana. El presidente del Congreso, José Bono, ha decidido que el rifirrafe propio de la sesión de control, en la que el Gobierno se enfrenta a las preguntas de los portavoces parlamentarios, se produzca tras el desayuno y no después de la comida, como hasta ahora. Al presidente del Congreso, José Bono, le mueve el deseo de «racionalizar» los trabajos de la Cámara. Dice que es más lógico que la actividad del pleno se concentre en tan sólo dos días de la semana, martes y miércoles, y que los jueves se reserven para la discusión en comisión de los proyectos legislativos. Hasta «las mil» Dice también que se ha acabado eso de estar hasta las mil en el hemiciclo. Pasadas las ocho de la tarde, la mayoría de los escaños suelen estar vacíos y a los oradores no les escuchan más que las taquígrafas, los resignados miembros de la Mesa y un puñado de diputados amigos. El presidente de la cámara ha fijado las nueve como la hora tope para irse a casa o al hotel de turno, si se trata de la mayoría de los representantes de la soberanía popular que residen en circunscripciones alejadas de Madrid. El presidente del Congreso, José Bono piensa, según explicó en la circular que este verano remitió a todos los grupos, que con estos retoques en horarios y calendario se logrará una mayor repercusión pública del trabajo realizado en el Palacio de la Carrera de San Jerónimo. Un edificio en el que los lunes y viernes apenas se ve actividad. Son los días que los diputados deben dedicar al trabajo en los territorios por los que fueron elegidos.