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España entrará en recesión tras dos trimestres seguidos de retroceso del PIB

Publicado por
Fernando Pescador - bruselas
León

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Puede que el Gobierno, como aseguraba el martes pasado el vicepresidente económico, Pedro Solbes, no esté trabajando con la hipótesis de una recesión en España, pero la Comisión europea sí que lo hace, y este miércoles no se anduvo por las ramas: este segundo semestre de 2008 la economía española va a entrar en recesión, es decir, que registrará, al menos, dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo. Las «Previsiones Económicas Intermedias» que hizo públicas el comisario Joaquín Almunia le vaticinan a España un crecimiento negativo del 0,1% del producto interior bruto (PIB) el tercer trimestre con respecto al precedente, y aún una desaceleración mayor en el cuarto, cuando caerá un 0,3% con respecto al tercero. Año sobre año, la economía española habrá experimentado al final del ejercicio en curso un crecimiento de sólo un 0,1%. Se trata de una predicción muy negativa, sólo parangonada por los sendos -0,2% de crecimiento del PIB que la misma Comisión le vaticina al Reino Unido los dos últimos trimestres del año. Pero ni la Eurozona ni la UE-27 en su conjunto lo hacen tan mal: ambas registrarán un crecimiento cero o irrelevante, pero no verán retroceder sus economías respectivas. El panorama español se ensombrece aún más, por un previsto muy mal comportamiento del índice de precios de consumo (IPC), que se mantendrá en un 5% el tercer trimestre y que cerrará el cuarto con una media del 4%. El diferencial de inflación con la Eurozona, que España había conseguido reducir a medio punto con grandes esfuerzos, vuelve a superar el punto estos últimos trimestres, con lo que ello supone de merma de competitividad. El diagnóstico de la Comisión sobre el impacto de la crisis en la economía española no aporta novedades, pero sorprende por la dureza de sus conclusiones. Para los económetras de la Dirección General de Economía, la crisis de la construcción, sumada a las turbulencias en el sector financiero y la inflación derivada de los altos precios del crudo, crea un escenario muy negativo. Si a ello se le añade el abultado déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente (mercancías, servicios y transferencias privadas), «de dos dígitos» como precisa la Comisión, y una dependencia del petróleo mayor que otras economías europeas, termina diseñándose una conjunción de circunstancias poderosas, todas ellas negativas.