Diario de León

| Crónica | Un abrupto saludo |

«¿A qué ha venido usted aquí?»

El líder del PP, Mariano Rajoy, acusa al presidente de acudir a la Cámara para cubrir las apariencias sin ofrecer nada nuevo y negando que su partido es «responsable» de la crisis

El líder del Partido Popular recriminó a Zapatero su «pasotismo e inoperancia» frente a la crisis

El líder del Partido Popular recriminó a Zapatero su «pasotismo e inoperancia» frente a la crisis

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Magis Iglesias - madrid
León

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«Algo se habrá hecho mal, algo habrá tenido que ver usted en la situación que sufre el país» MARIANO RAJOY, Presidente del Partido Popular «¿A qué ha venido usted aquí?», le preguntó Mariano Rajoy al presidente del Gobierno nada más subir a la tribuna. A partir de tan abrupto saludo, el líder de la oposición no dio tregua a su adversario durante todo el debate. Le acusó de comparecer ante el Parlamento para hablar de la crítica situación económica con el único propósito de «cubrir las apariencias» y «disimular su desconcierto», pero sin aportar soluciones para mejorar las preocupantes cifras de la crisis. «Si ha venido aquí a dar confianza no lo ha logrado», concluyó el presidente del PP, «ha generado desconfianza», añadió. De entre las iniciativas que mencionó José Luis Rodríguez Zapatero, Rajoy no encontró «nada nuevo» y tampoco apreció «efectos positivos» de las que aprobadas hasta ahora por el Gobierno. «Abandonan las medidas que anuncian en un cajón conforme anuncian otras nuevas», acusó. «Lo único que hacen son medidas cosméticas, improvisadas y, algunas veces, contradictorias», espetó. El formato elegido por el jefe del Ejecutivo para replicar a todos los grupos parlamentarios en bloque no evitó el cara a cara dialéctico con el presidente del primer partido de la oposición. «¿Qué propone usted?», urgió Rajoy a Rodríguez Zapatero, al que acusó de «creer que bastará con tres gesticulaciones y cuatro promesas para ganar tiempo esperando a que escampe». «Por eso es usted parte del problema», añadió y le advirtió de que «si no rectifica, conseguirá que la crisis sea más larga y más severa». Resumió la comparecencia del presidente como un gesto defensivo para intentar culpar de la crisis a otros -«a Bush, al PP, a CiU, al precio del petróleo...»- sin asumir responsabilidad alguna. «Señor presidente, es usted infalible», ironizó. «Algo se habrá hecho mal, algo habrá tenido que ver usted», recalcó. «Insultar no crea empleo» Ante la airada respuesta del presidente en su primera réplica, que dedicó a criticar la actitud del partido opositor, Rajoy intentó desviar la atención de la discusión para situar al jefe del Ejecutivo ante la realidad de los datos económicos. «Arremeter contra la oposición, insultar a la oposición no crea trabajo, no baja los precios ni facilita el crédito, no resuelve nada», afirmó, y pidió un diagnóstico acertado, así como decisiones de política económica que solventen los problemas de los españoles. El dirigente del PP no se conformó con reprochar a Rodríguez Zapatero el retraso en asumir la crisis y aprovechó para pasarle factura -«no dirá que no se lo advertimos»-, sino que desacreditó su diagnóstico sobre la realidad económica española y explicó que el tiempo ha dado la razón al partido opositor. «Hemos llegado a una situación de estancamiento de la economía española y prestigiosos estudios prevén ya una recesión», dijo Rajoy al mismo tiempo en que la Unión Europea confirmaba su pronóstico. El líder del Partido Popular se quejó de que el jefe del Gobierno achaque la crisis a factores externos y le acusó de negarse a reconocer los internos, así como los errores de su gabinete al no haber tomado medidas que, según él, podrían haber paliado los problemas actuales. Concluyó que el presidente «no tiene propuestas» de solución y le aconsejó que copie la política económica aplicada en 1996 por los gobiernos del PP y aceptes sus propuestas. Por su parte, se inclinó más por crear empleo que por ofrecer subsidios, por reformas estructurales, rebajas fiscales y ayudas a las pequeñas y medianas empresas, así como un mayor esfuerzo de austeridad en el gasto público. Monopolio de la sensibilidad «Las prestaciones sociales no se sostienen con palabras ni con promesas falsas», advirtió. «Usted no tiene el monopolio de la sensibilidad, tiene el patrimonio de la propaganda», añadió. En todo caso, ofreció una salida al presidente y le dijo que «si no está capacitado o dispuesto a dar soluciones o contribuir a ellas, al menos deje de ser parte del problema».

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