Diario de León

| Crónica | León y Asturias y el tren, desde 1884 |

«Jose, ¿estás preparado para hacer historia?»

Un operario de Toral de los Vados protagoniza junto a Zapatero el último envite al túnel de Pajares, en un momento histórico para los dos lados del puerto

Antonio González, Magdalena Álvarez, Zapatero y Álvarez Areces

Antonio González, Magdalena Álvarez, Zapatero y Álvarez Areces

Publicado por
L. Urdiales / A. G. Puente - sotiello
León

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La última cortina de rocas que le faltaba al calado del túnel este de la variante de Pajares se derrumbó a las 11,30 de la mañana del día 13 de septiembre del 2008. De la efeméride fueron partícipes dos leoneses; un berciano, que arrancó la máquina horadadora, y el presidente, que dio la orden. El operario, a diez kilómetros en el interior de la montaña; Zapatero, conectado por vía satélite con el puesto de mando. Dos microcámaras y un millar de testigos de por medio. No se lo hubieran creído si se lo cuentan a los pioneros que el 11 de agosto de 1884 echaron a andar la locomotora Don Pelayo para comunicar uno y otro lado de la cordillera; casi no se lo creía ayer el presidente del Principado de Asturias, que al ver a través de pantalla gigante como el aspa de la tuneladora echaba abajo el último reducto, 25 kilómetros de rocas, tierra, grisú y agua después, interpretó el hecho casi como un asunto apocalíptico. «La coordillera ha sido sometida», proclamó. Abajo el aislamiento. De los asturianos que ansían desde siglos sortear la orografía para acudir al centro de España; pero también para los leoneses que de forma secular han recurrido a Asturias para respirar, trabajar, ganar bienestar o, simplemente, meter los pies en San Lorenzo, junto a la Escalerona. Ahora se podrán alternar los trayectos por el tunelón, en argot que domina por la ciudad de Jovellanos, el cacho túnel, para lugareños a este lado del puerto. Pero eso de caer hacia Asturias por las faldas del Pajares con el hilo musical del traqueteo del cercanías incorporado tiene los días contados. «Sólo faltan las fechas», alerta la sección defensora del valor de la palabra. «Llegará a tiempo», acotó el presidente, en una jornada dedicada en exclusiva a conmemorar el fin de trayecto para las tuneladoras en el tubo este que dejó de presentar obstáculos en la vía subterránea que se ha abierto entre León y Asturias. Tres años después, la barrera ha caído. Lo vieron los cientos de personas -políticos, empresarios y otros representantes de colectivos sociales- y lo celebró emocionado Zapatero. Que interpretó el asunto como un ensayo sobre la utopía. La que se daba por supuesto a la generación que representa y que vivió la juventud a caballo de la coordillera, en busca de la libertad que siempre le ha dado el mar asturiano a los leoneses, lejos de imaginar que un día -el de ayer- en calidad de presidente del Gobierno le iba a corresponder dar la orden. Más que orden, sugerencia. Casi una propuesta entre paisanos. «Jose, ¿estás preparado para hacer historia?». Y Jose, residente en Ponferrada y natural de Toral de los Vados, no despreció la oportunidad de corresponder a Zapatero: «Uno del Bierzo, preparado para unir León con Asturias», certificó el jefe del Ejecutivo. Y la máquina hizo el resto hasta que apareció la cabeza de la horadadora junto a las microcámaras situadas al sur del último muro, la pantalla final. Y el auditorio que llenaba la carpa situada camino del puerto de la Cubilla no se resistió a celebrar el momento con una ovación. Zapatero aportó una segunda lectura al momento, a la gesta que significa echar abajo 5,3 millones de metros cúbicos de tierra en cincuenta kilómetros, con 2.400 millones de euros de por medio y el empleo de las manos de 2.000 trabajadores. Esto de armar gestas parece que es cosa de meter a los asturianos de por medio; de eso está convencido el presidente del Gobierno. Sino, de qué se van a cimentar tantas conquistas en Asturias. «Reconquista», matizó Areces. Reconquista desde el tren.

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