Con la vista puesta en el 2012

El 2012 es la fecha puesta por el Gobierno portugués para finalizar el túnel que atraviesa la sierra de Marao y conecta por autopista dos ciudades importantes del norte de Portugal, Amarante y Vila Real, esta última, puerta de acceso a la región trasmontana y a Bragança hasta ahora comunicadas por la IP4. 2012 es por tanto el horizonte al que debe mirar el Gobierno español para programar y ejecutar en su caso las vías de comunicación que enlacen con la A-4 y la IP4. El túnel de Marao es una obra prioritaria para Portugal porque soluciona la conexión de oeste a este del norte del país y la conexión de Oporto con Europa a través de Quintanilla y Alcañices por la Autovía del Duero y de Sanabria, La Bañeza, León y Burgos si España toma finalmente la decisión de construir la autovía hasta la frontera con Río de Onor. La obra también es emblemática para la Unión Europea. El túnel de Marao es la primera obra europea en la que se utiliza el novedoso instrumento financiero LGTT (Loan Guarantee for Tens Transport) en el que se da acceso al sector privado en la construcción de redes transeuropeas de transporte. Este sistema está desarrollado por la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones, que cubre el riesgo de reducciones inesperadas de ingresos por tráfico durante el período inicial de operación. La concesión incluye el diseño, construcción, financiación, explotación y conservación durante 30 años con el cobro de peajes. 350 millones de euros Se trata, además, de una obra que también supone un desafío para la ingeniería: el túnel que atraviesa la sierra consta de dos galerías de 5,6 kilómetros cada una y 13 conexiones entre ellas, ocho para peatones y cinco para vehículos y peatones. Cuenta también con 13 viaductos cuya extensión total es de cuatro kilómetros. Las obras fueron adjudicadas por importe de 350 millones de euros para los 32 kilómetros totales del tramo entre Amarante y Vila Real al consorcio Somague Itínere, filial del grupo Itinere Infraestructuras. Las obras se iniciarán en el año 2009 y con ellas, según el Gobierno luso, la reparación de la «injusta» situación de accesibilidad de Bragança, el único distrito portugués que hasta ahora no cuenta con autopistas. «En un país marcado por las dinámicas de concentración litoral y metropolitana, la región de Tras Os Montes y Alto Duero está caracterizada por una escasa oferta de red viaria» lo que ha acentuado su condición de «territorio periférico y marginal», según subrayó el subsecretario de Obras Públicas durante la presentación del proyecto, ya hace dos años. Este proyecto transforma la IP4 en una autopista a lo largo de 160 kilómetros, con el objetivo de aumentar las condiciones de seguridad y circulación y reducir un 40 por ciento los tiempos de trayecto entre Amarante y Bragança, que actualmente suponen trayectos de hora y media. «Este arco permitirá una mejor articulación con Oporto y con la vecina España y por tanto con el resto de Europa», según agregó el responsable de Obras Públicas, afirmación que da idea de la importancia que tiene para el Gobierno portugués esta conexión como salida hacia Europa, en lugar de la conexión por el corredor de Oporto-Aveiro-Salamanca, que figura como prioritaria en los planes logísticos de Castilla y León. Para ello Portugal tiene que contar con que la «vecina y hermana» España responda en proyectos y en plazos a las vías que han de dar continuidad a esta salida: por Quintanilla, ya en obras, y por Río de Onor donde el Gobierno luso ha licitado el proyecto, pero no decidirá la ejecución hasta tener garantías de España. Pendientes de España Portugal está pendiente de que el Gobierno de Zapatero tome una decisión sobre la construcción de la autovía hasta Bragança desde La Bañeza, ahora que la Junta se ha comprometido a asumir el tramo León-La Bañeza. Se trata de que el Gobierno central asuma la construcción de los 91 kilómetros que separan La Bañeza de la frontera con Portugal, por Río de Onor, y que atraviesa la comarca de Sanabria en Zamora con un coste estimado de 500 millones de euros para un itinerario de baja dificultad. La distancia entre este pueblo, mitad español, mitad portugués, y Puebla de Sanabria es de tan sólo 14 kilómetros. El trayecto tiene las principales barreras orográficas en el tramo más fronterizo y no requiere de grandes infraestructuras como viaductos y túneles que encarecerían la obra.