Fue patrón de patronos durante 23 años, al presidir la Ceoe, sin tener jamás una empresa propia
Muere José María Cuevas, clave en las reformas laboral y de pensiones
Diálogo y búsqueda del consenso fueron dos máximas que guiaron su trabajo al frente de la Ceoe
«Negociar siempre y cuando la negociación se vuelva imposible seguir negociando», con este consejo se despidió el 6 de junio de 2007 José María Cuevas de la presidencia de Ceoe, cargo que había ocupado durante 23 años. Y, este ha sido el legado más destacado y recordado por cuantos le conocieron y trabajaron con él en el día de su fallecimiento. «Se ha ido un hombre partidario del diálogo y sabedor de la importancia que tiene la búsqueda del consenso y de las buenas relaciones», comentaron con tristeza varios de sus allegados. La muerte sorprendió a Cuevas, a la edad de 73 años, en la madrugada del lunes, cuando dormía en su domicilio. Comenzó a sentirse mal en torno a las cuatro horas, con fuerte dolor en el pecho. Alertó a su familia, quien llamó a la asistencia médica, pero nada se pudo hacer por su vida. Todas las atenciones fueron inútiles. El diagnóstico médico fue un edema pulmonar agudo. Había nacido en Madrid en 1935, si bien se consideraba palentino. Casado, padre de cuatro hijos era licenciado en Derecho y diplomado en Dirección de Empresas, pero nunca fue un empresario al uso tradicional. Es decir, no arriesgó jamás el grueso de su capital en un proyecto de negocio. Después de pasar por algunas sociedades familiares dedicadas a la construcción y a la fabricación de productos cerámicos, en 1970 se incorporó al equipo de Sarrió, S. A. como director general. Posteriores contactos con otras compañías se produjeron ya desde la responsabilidad de consejero. Cuevas mantenía como réplica a posibles reproches sobre su trayectoria profesional que los empresarios actuales eran muy distintos a los antiguos y que la dimensión alcanzada por muchas empresas hacía irrelevantes las participaciones de capital. Además, con su carácter socarrón e irónico, sin levantar nunca la voz, señalaba que el no reunir la condición de emprendedor permitía mayor neutralidad en la defensa del interés de un colectivo. Sin doblegarse Modesto y pegado al terreno a lo largo de su responsabilidad en Ceoe, recibió críticas de todo tipo. Representantes de organizaciones asociadas a la gran patronal calificaron su comportamiento de excesiva beligerancia; mientras que otros consideraron que su poca mano izquierda proporcionó a la Confederación escasos logros. Partidario acérrimo de la libertad de empresa, lo cierto es que en cada acuerdo siempre sacaba partido para los intereses que representaba. Incluso consiguió en 1997 firmar con CC.OO. y UGT el abaratamiento del despido, disfrazado de un nuevo contrato indefinido que conllevaba un coste de la ruptura laboral más baja que el contrato indefinido ordinario. Estuvo al pie de cuantos pactos sociales se propusieron bajo diferentes siglas, como el AMI, ANE, AI, AES, etc. Algunos políticos veteranos resaltaron, en su paso por la capilla ardiente, la contribución de Cuevas a la democracia, modernización de las relaciones laborales y Estatuto de los Trabajadores, cuando todavía no ocupaba el máximo sillón de Ceoe. Tras una etapa de fuerte enfrentamiento con los sindicatos mayoritarios, pero siempre desde el respeto a las personas y a las organizaciones, con la llegada del PP a La Moncloa volvió a sentarse en mesas de negociación, donde dejó claro que no se doblegaba a ningún gobierno fuera del color ideológico que fuera. Prueba de ello, es que rehusó firmar la reforma de las pensiones, basada en el consenso político denominado «Pacto de Toledo», de 1995. Lo que no le impidió suscribir otras posteriores. Siempre apostaba y reclamaba mayor flexibilidad del mercado de trabajo. Anhelo que exponía en cualquier oportunidad que tuviera, pero sabía estirar la cuerda justo hasta donde podía. En 1984 cuando sustituyó a Carlos Ferrer Salat al frente de Ceoe se dijo que era un presidente de transición. Pero la historia confirmó que esas voces se equivocaban. Sólo la salud le hizo retirarse después de ser reelegido en siete ocasiones. A punto de cumplir 23 años en el cargo, en febrero del 2007 dejó el cargo.