La Asociación Leonesa de Ayuda a Ludópatas insta a la administración a que regule y limite la instalación de máquinas
Los leoneses se dejarán este año más de trece millones de euros en las tragaperras
Los leoneses se dejarán este año 13.327.740 euros en las 3.600 máquinas tragaperras que hay repartidas por toda la provincia. Esta cifra supone un incremento de 300.000 euros con respecto al año pasado, en el que los jugadores se dejaron 13.082.040 euros, según los datos facilitados por la dirección provincial de la Consejería de Economía. Los datos constatan además que la necesidad de conseguir dinero fácil y rápido y la accesibilidad a estas máquinas ha provocado que este año se jueguen un millón menos de cartones de bingo. Pero las cifras esconden un problema social que va en aumento y que los especialistas tratan cada vez con más frecuencia en edades más tempranas: la ludopatía. Las asociaciones que trabajan para la rehabilitación de los ludópatas calculan que el 2% de la población padece esta enfermedad que, además de ocasionar estragos en la economía familiar, arrastran otros problemas sociales como el alcoholismo, los malos tratos y la desestructuración de las familias. La Asociación Leonesa de Ayuda a los Ludópatas, Aldal, pide a las administraciones que regulen el uso de la tragaperras, a la que son adictos la mayoría de los enfermos, y que se limite y controle el acceso de los menores a estas máquinas, prohibido por ley, pero al alcance de cualquiera en todos los bares y locales de ocio. Mercedes Díez Celada, una de las responsables de la asociación de León, cree que como primer paso habría que limitar la exhibición de las máquinas tragaperras a locales específicos para el juego y así dificultar su accesibilidad. La asociación llevó a cabo la semana pasada en León una campaña de concienciación para informar a la sociedad, coincidiendo hoy con el Día sin Juegos de Azar, de las consecuencias de una enfermedad aún desconocida, «y que mucha gente asocia todavía con un vicio», pero que en realidad adquiere una dimensión social, por las repercusiones familiares que arrastra, lo que la convierten en un problema «de salud pública». El impacto on line El «descontrol» social de la enfermedad surge recientemente con la aparición de las nuevas tecnologías como Internet y los móviles, de fácil acceso para una población cada vez más joven y con un nulo control tanto administrativo como familiar. A las terapias de grupo que se realizan en el Centro de Orientación Familiar de León acuden 45 personas con problemas de ludopatía. Las sesiones están dirigidas por la psicóloga Dolores Cao, la trabajadora social y orientadora familia Puri Blanco y la trabajadora social y coordinadora del centro, Ana María Tesauro. Estas profesionales alertan a los padres de que las ludopatías también afectan a niños de entre cinco y seis años, «lo que pasa es que la familia no reconoce el problema. La afición de los más pequeños a las videoconsolas, chats y móviles también están relacionadas con el juego», aseguran. La señal de alarma surge cuando los más pequeños interrumpen su rutina diaria para dedicarse a las máquinas que tienen a su alcance, «dejan de hacer los deberes, no descansa e interrumpe su vida social para dedicarse a los juegos electrónicos, es decir, deja de tener una vida ordenada». El centro no descarta ampliar las terapias para jóvenes y adolescentes cuando exista demanda suficiente. Los responsables del centro se desplazarán la próxima semana a Madrid a unas jornadas sobre las adicciones a las nuevas tecnologías entre los jóvenes y adolescentes. «Hemos notado que se amplía la franja de edad de los enfermos que acuden a las terapias de grupo».