Solitarios, con baja autoestima
El acompañamiento familiar es indispensable para la asistencia a las terapias de grupo. El 75% de los que inician el tratamiento son hombres, mientras que las mujeres representan sólo el 25%
Alrededor de cincuenta personas acuden cada año al Centro de Orientación Familiar de León para informarse sobre las terapias contra la ludopatía, pero sólo una veintena inicia el tratamiento. El acompañamiento familiar a las terapias es indispensable para que la terapia funcione. Los especialistas saben que la ludopatía afecta por igual a hombres que a mujeres. Sin embargo, el 75% de las personas que acuden a terapia son hombres. «Nosotros no tenemos una respuesta para explicar por qué las mujeres no vienen a terapia, aunque tenemos una sospecha desde un punto de vista social» - asegura Ana María Tesauro, coordinadora del Centro de Orientación Familiar de León- «el hombre está más acompañado por su mujer, madre, hija o hermana, pero las mujeres tienen poco acompañamiento», un apoyo necesario para que el enfermo consiga mejorar de su ludopatía, «es más fácil que la mujer se implique en ayudar a un familiar, pero cuando la enferma es una mujer, los hijos o el esposo se implican menos». Esta sospecha hace que las mujeres oculten su problema y que el resto de la familia lo asimile como «una diversión o una distracción». La experiencia en las terapias de grupo lleva a estas profesionales a no definir los perfiles de los ludópatas, aunque coinciden que asegurar que son personas solitarias, con una baja autoestima y afectivamente inmaduras, con poca tolerancia a la frustración. Aproximadamente el 80% de las adicciones al juego se curan con la terapia, pero necesitan la implicación y la sinceridad del paciente, que necesita al menos un año de asistencia a los programas, «muchos llevan más de un año, porque la terapia les va bien y no quieren abandonarla», asegura la psicóloga del centro Dolores Cao.