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Más de 1.000 estudiantes se encontraban en los edificios del campus de la Universidad

ETA preparó en menos de doce horas el atentado en Pamplona

El artefacto, que tenía más de 50 kilos de explosivos, dejó 28 heridos y muchos daños

Publicado por
Melchor Sáinz-Pardo - pamplona
León

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No hay precedentes conocidos: ETA preparó el atentado de este jueves contra la Universidad de Navarra en menos de doce horas. Los mandos de la lucha antiterrorista coinciden en que el ataque contra el campus es la «respuesta apresurada» de la banda a la captura el martes del nuevo comando Nafarroa y que el objetivo es demostrar su «supuesta fortaleza» ahora que su debilidad empieza a ser notoria. Sólo la suerte evitó una masacre. ETA colocó un potente coche-bomba en uno de los aparcamientos situados en el corazón del campus de la Universidad de Navarra, a las afueras de Pamplona, que estalló cuando más de mil estudiantes y profesores se encontraban en las aulas. La explosión, que hizo temblar todos los edificios del centro, causó 28 heridos de carácter leve y un incendio de grandes dimensiones en la sede central de la universidad. El personal y los alumnos de las diferentes facultades que en ese momento estaban en campus no fueron desalojados porque el terrorista que llamó a la organización Detente y Ayuda (DYA) de Vitoria alertó de la colocación del vehículo cargado de explosivos en una universidad, pero no especificó cuál ni en qué ciudad se encontraba. Sobre la precipitación de este atentado tampoco hay dudas: el Peugeot 307 blanco, propiedad de una vecina de la localidad guipuzcoana de Zumaia, fue robado el miércoles por la noche en Zarautza, a unos 100 kilómetros de la universidad. La propietaria lo dejó aparcado y bien cerrado a las 20:30 horas y regresó a recogerlo tras la cena, a las 23:30 horas, momento en el que descubrió que se lo habían sustraído. Después, denunció el robo en la comisaría de la Ertzaintza. Menos de doce horas después del robo (entre las 7:45 horas y las 8:30 horas) los terroristas estacionaron el coche cargado de explosivos en el aparcamiento del centro universitario. Los activistas, según fuentes de la investigación, llamaron a las 9:53 a la DYA de Vitoria (al menos una hora y media después de abandonar el turismo) desde un móvil comprado con documentación falsa, al que dio cobertura una antena de la provincia de Guipúzcoa, a donde habían vuelto tras abandonar Pamplona. Los servicios de Información creen que el comando que perpetró el atentado preparó contrarreloj el coche-bomba y tenía en su poder, desde antes de la caída del comando Nafarroa, el explosivo con el que cebó el coche. Los investigadores apuntan la posibilidad de que ese grupo posea un zulo en algún punto cercano a la costa, al oeste o al sur de San Sebastián y, por el momento, descartan que el explosivo llegara en las últimas horas desde Francia. Todos los indicios en poder de las fuerzas de Seguridad señalan que ese grupo es el comando Guipúzcoa, que desde el verano de 2007 actúa de manera intermitente, según las necesidades de la banda. Los analistas de la Guardia Civil hablan desde hace tres meses de una «difusa estructura móvil» que se mueve a caballo entre el sur de Francia y Guipúzcoa, pero que tiene un radio de actuación más amplio. Una vez más llegaron ayer las condenas al atentado. «ETA, desde luego, no va a cambiar nuestro sistema de convivencia». Así se pronunció el Príncipe de Asturias antes de condenar el crimen «con la misma firmeza» con la que advirtió a la banda terrorista que nunca alcanzará sus objetivos. Los líderes y portavoces de todos los partidos, con la única excepción de los grupos de la izquierda abertzale, que como es habitual ignoraron la acción terrorista, dieron un ejemplo de unidad en sus declaraciones, condenaron con rotundidad el atentado, cerraron filas con el Gobierno, y coincidieron en que a ETA no tiene más salida que desaparecer y que el futuro de sus miembros es el ingreso en prisión.

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