La Constitución ya no es joven

La Constitución cumple hoy 30 años desde su aprobación por las Cortes el 31 de octubre de 1978, aunque la fecha de la Carta Magna más conmemorada sea el 6 de diciembre de aquel año, cuando los españoles la votaron en referéndum. Culminaba así el proceso que arrancó en julio de 1977, una vez que las Cortes Constituyentes acometieron la tarea de redactar la ley fundamental que debía dar carta de naturaleza a la reforma política emprendida tras el final de la dictadura. Aquel 31 de octubre se celebraron dos votaciones, una en el Congreso, donde el dictamen sobre el nuevo texto constitucional obtuvo 325 votos a favor, seis en contra y 14 abstenciones, y otra en el Senado, con 226 «síes», cinco votos negativos y ocho abstenciones. La mayoría que en la Cámara Baja apoyó la nueva Carta Magna estaba conformada por diputados de la Unión de Centro Democrático (UCD), el PSOE, el PCE, Alianza Popular (AP) y CiU. Dijeron «no» otros cinco diputados de AP y uno de Euskadiko Ezquerra y se abstuvieron los del PNV -Xabier Arzalluz entre ellos-, tres más de AP, dos de la UCD y dos de minoría catalana. La cuestión territorial, que el texto resolvía con el reconocimiento de las «nacionalidades y regiones» y la instauración en su título octavo de un «Estado de las autonomías», fue uno de los asuntos más polémicos y debatidos y el que, por razones encontradas, motivó buena parte de los votos negativos y las abstenciones tanto de representantes nacionalistas (PNV, ERC...) como conservadores (AP). El texto aprobado en aquella fecha incorporaba las modificaciones del Senado asumidas en la Comisión Mixta -integrada por diputados y senadores- encargada de consensuar el dictamen definitivo. En cualquier caso, el «peso» de los trabajos había recaído en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara Baja y especialmente en los siete ponentes que elaboraron el anteproyecto. Aquellos diputados, ahora conocidos como los «padres» de la Constitución, fueron José Pedro Pérez Llorca, Miguel Herrero de Miñón y Gabriel Cisneros (UCD), Gregorio Peces Barba (PSOE), Jordi Solé Tura (PCE), Manuel Fraga (AP) y Miquel Roca (CiU). La Constitución que hace treinta años salió de las Cortes para su ratificación popular en referéndum es la segunda más longeva de la historia de España tras la de 1876, vigente 47 años, y sigue prácticamente intacta desde su aprobación. Su única modificación, en el año 1992, vino obligada por el Tratado de Maastricht, para permitir a los ciudadanos de la UE ser elegidos alcaldes o concejales. Nuevas reformas El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó en su primera investidura de 2004 por otros cuatro cambios, pero el intento no ha fructificado. Propuso eliminar la discriminación de la mujer en la línea sucesoria a la Corona, asumir la reforma del Senado, incluir en el texto las denominaciones de las Comunidades Autónomas e incorporar una referencia a la Constitución Europea. Más allá de estos puntos, la conveniencia de una reforma de más calado que afecte al modelo de Estado siempre ha estado presente en el debate político, generalmente promovida por los nacionalistas. Sin embargo, si hace cinco años, cuando se conmemoraron 25 años de vida de la Constitución, este debate estaba en primera línea, avivado por el plan Ibarretxe, ahora parece haber pasado a un segundo plano. La Constitución de 1978, considerada por los constitucionalistas como de corte liberal avanzado, fue fruto de un amplio pacto político como refleja el resultado de las votaciones de las que hoy, viernes, se cumplirán tres décadas. Y, pese a las discrepancias, perdura hasta hoy.