Diario de León

| Entrevista | Francisco Ayala |

«Remover las fosas es una manipulación repugnante»

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Ana Mendoza - madrid
León

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El escritor Francisco Ayala considera «inaceptable» que el juez Baltasar Garzón haya decidido ahora acusar a la cúpula franquista de crímenes contra la humanidad y asegura que «remover las fosas mortuorias es en cualquier caso una manipulación repugnante». Ayala, de 102 años, no es partidario de abrir las fosas comunes donde fueron enterrados los asesinados en la Guerra Civil o en la posguerra, estén depositados en ella «los restos de García Lorca o de quienes sean», afirma en declaraciones a la Agencia Efe el escritor, especialmente cauto a la hora de hablar de esta cuestión. No obstante, Ayala, granadino como García Lorca y tan sólo ocho años menor que él, coincide con el novelista Luis Mateo Díez y con cuantos opinan que el autor del Romancero gitano es «un símbolo de la gran tragedia» que fue la Guerra Civil, por lo que sus restos no se deben desenterrar. «A mí me parece que remover las fosas mortuorias es en cualquier caso una manipulación repugnante», insiste Francisco Ayala, que conoció a García Lorca y siempre sintió «un afecto hondo» por quien fue «una persona desbordante, abierta y generosa», como le dijo en alguna otra ocasión. El autor de obras como La cabeza del cordero, Los usurpadores o El jardín de las delicias es partidario de dejar la investigación de lo sucedido en la Guerra Civil y la posguerra en manos de los historiadores y no de la Justicia. Por eso califica de «inaceptable» la iniciativa emprendida por el juez Garzón y está de acuerdo con el ensayista francés Tzvetan Todorov, que hace unos días reclamaba que el estudio sobre los períodos conflictivos del pasado lo hagan los historiadores, ya que la justicia sólo conoce dos palabras: «inocente» o «culpable». Siempre que a Ayala se le pregunta sobre estos temas, tanto él como su mujer, la hispanista Carolyn Richmond, remiten al Diálogo con los muertos (Elegía española) , que el escritor publicó en 1939, tras casi una década de silencio. «Y los muertos, bajo la mudez angustiosa y como definitiva del mundo, entablaron un diálogo soterrado, sin comienzo ni final, ni acentos ni pausas (...), afirma Ayala en esa obra. «Ya todo acabó; ya todos somos uno. Nos une la tierra; nos iguala la tiniebla de la tierra; nos liga, tanto como nuestro amor, nuestro odio; nos hermana la comunidad de nuestro destino», continúa. «En esta mascarada de la muerte, ¿quién es quién, y quién conoce a quién?», se pregunta el granadino en la citada obra.

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