La soledad de los ancianos se ceba en los pueblos más remotos

El mapa de León está prácticamente teñido de burbujas de color verde oscuro. No es bueno porque eso significa que hay muchos municipios en los que abundan personas mayores de 65 años que viven solas. El color amarillo, positivo porque equivale a mayoría de mayores acompañados, sólo aparece sobre la ciudad de León y su entorno. Vivir solo mientras uno puede valerse por sí mismo casi constituye una de las características sociales de la población envejecida que quiere permanecer en sus hogares como una garantía de calidad de vida, pero no siempre es así ni fácil. Alrededor del 21-23% de los mayores de 65 años viven solos, especialmente en el ámbito rural y, en condiciones límite, en los espacios de montaña, si bien sus efectos se dejan sentir menos puesto que la emigración selectiva alejó a muchos de los hijos de los pueblos y por ello a veces traslada el fenómeno a las ciudades, donde los padres ancianos acuden durante los inviernos, pasando los veranos en su casa rural de procedencia en donde se encuentran censados. Alta dependencia senil El indicador relativo a la dependencia senil, aquella que pone en relación la proporción de población mayor de 59 años y la de 20 a 59 años, está también por encima de la media en León. Eso da una visión parcial de la pirámide de población muy útil para sacar conclusiones sobre las necesidades asistenciales de las familias con personas mayores a su cargo, proyectar servicios públicos y establecer políticas de vivienda y empleo. El mayor peso de los ancianos es muy común en la mayor parte de los pueblos de la provincia leonesa. Según advierte el estudio, casi todas las aldeas de montaña y los municipios pequeños no rejuvenecidos por la actividad turística dan valores casi siempre superiores a 0,6, lo que significaría que cuatro personas en activo mantienen a seis pensionistas. «Esto, a medio plazo, va a suponer la reorganización funcional de muchos municipios que se van convirtiendo en espacios de segunda residencia en las cada vez más amplias cuencas de vida de las áreas metropolitanas». Se da la circunstancia de que León corresponde al grupo de territorios donde la feminización viene a unirse al envejecimiento relativo provocado por la salida de sus generaciones más jóvenes a los entornos metropolitanos que las rodean. Un ejemplo muy claro de ello se localiza en las cuencas leonesas: «Esta situación se refleja en las zonas mineras con las de Asturias o León, en las que la esperanza de vida de la población masculina se redujo sensiblemente por los problemas de salud asociados a la dureza del trabajo».