Incolora, inodora y lucrativa

León tiene la mayor cuenca artesiana de España; es el agua para beber. Y también ha tenido el mayor número de manantiales históricos mineromedicinales; el agua para tratar. Pese a ello, los recursos hídricos de la provincia tienen un potencial mayor que no se está explotando y que podría estimular un nuevo yacimiento de riqueza y empleo, según concluye un estudio financiado por la Dirección General de Minas de Castilla y León y el Institito Geológico y Minero de España relativo a la evaluación del potencial hidromineral en la comunidad. Este estudio ha pretendido, por una parte, conocer la situación actual del sector de las aguas de bebida envasada y establecimientos balnearios, realizando un trabajo de evaluación técnica de cada captación que servirá como herramienta de planificación del recurso tanto al propio empresario como a la Administración Minera Regional. Por otra se han evaluado aquellos indicios históricos relacionados, bien con aguas minero-naturales susceptibles de comercializar envasadas o con aguas que presentan ciertas propiedades terapéuticas susceptibles de aplicarse en nuevos establecimientos balnearios. Por último se han querido poner en valor una serie de zonas que, por sus características intrínsecas en cuanto a la pureza de sus aguas y su localización, sean potenciales nichos de negocio, tal y como explica Ricardo Rico, director del proyecto elaborado por Siemcalsa. Un buen momento Según sus datos, la explotación económica de las aguas minerales en León se encuentra en un periodo de expansión, al igual que ocurre a nivel nacional y las perspectivas de futuro aún son prometedoras. Castilla y León sigue creciendo. Los nuevos proyectos junto con la implantación actual de industrias la convierten en la segunda comunidad de España en número de plantas de agua envasada, con 17 establecimientos industriales, y la cuarta en número de establecimientos balnearios, con nueve establecimientos balneoterápicos. Las aguas mineromedicinales de la provincia de León han sido conocidas desde la antigüedad. Nombres como Caldas de Luna -recuperado en el año 2000 y funcionando a pleno rendimiento, incluso con planes de ampliación-, Caldas de Nocedo, Caldas de Getino -con una reciente recuperación para una pequeña casa de baños-, Balneario de Boñar, Caldas de San Adrián -en Vegaquemada, La Losilla-, Balneario de Morgovejo, Baños de Villanueva de la Tercia, Caldas de Valdecastillo, Caldas de Cofiñal, Casa de Baños de Llánaves de la Reina o el Balneario de la Fuente del Azufre en Ponferrada,constituyen lo más representativos ejemplos de los más de veinte manantiales y surgencias que en un pasado reciente fueron objeto de aprovechamiento para curas terapéuticas de reconocida fama y prestigio. Abandonados y sin explotar La mayoría de estos establecimientos hoy en día se encuentran cerrados y algunos de ellos en estado de cierto abandono. Sin embargo los manantiales que les dieron origen siguen manteniendo las propiedades que los hicieron conocidos. De esos más de veinte manantiales históricos, solamente Caldas de Luna ha vuelto a recuperar su esplendor. «El resto se encuentran en estado latente, a la espera de un soplo de vida que permita su renacer en los incomparables parajes donde están ubicados», aclaró Ricardo Rico. Según sus datos, de las 309 referencias históricas y administrativas relativas a fuentes, manantiales, sondeos o pozos con aguas de carácter mineral de Castilla y León, 74 han sido inventariadas en la provincia leonesa. Este dato no significa que no sean muchas más las existentes y con cierto carácter histórico, pero las inventariadas son las que en algún momento han tenido o tienen un expediente abierto en la administración relativo a la posible declaración como agua mineral o mineromedicinal de cara a una posible explotación industrial. Una a una El estudio indica que, de esas 74 referencias que han sido localizadas, georeferenciadas y fotografiadas, a 28 de ellas se las ha hecho un estudio más pormenorizado con la toma de muestras y realización de análisis físico-químico para evaluar la actual calidad del agua aflorante. Esas 28 se han seleccionado teniendo en cuenta factores como el caudal presente, la ausencia de focos de contaminación, la posición logística respecto a núcleos de población y su proximidad a vías de comunicación. La conclusión es que se trata de un potencial perdido, puesto que los indicios hídricos dan muestras de buena salud. Respecto a las aguas de bebida, León cuenta con cinco plantas envasadoras que actualmente se encuentran en producción. Por sí sola, la provincia supera a varias comunidades autónomas en este aspecto. Además, a medio plazo se prevé la construcción de la planta Agua del Valle en Benavides de Órbigo. No obstante, existen bastantes expedientes en curso para la declaración y autorización de nuevos pozos y manantiales que, de salir adelante desde el punto de vista de la rentabilidad económica, situarían a la provincia en los primeros puestos del ránking español.