Cunde la psicosis social en la capital leonesa ante la brutalidad del ataque para tan sólo robar el bolso a la fallecida
La policía fija en un solo sospechoso la investigación del crimen de Maite García
Está fichado y es extremadamente peligroso, según fuentes de la investigación
león
Bajo y grueso es un perfil en el que puede encaja un nutrido grupo de ciudadanos. Los hay a cientos por la ciudad. Más si cabe ayer, con la capital tomada por la psicosis de la descripción física del asesino de María Teresa García Flórez. Pero de entre este amplio espectro, la Policía Nacional ya ha centrado su investigación sobre un solo sospechoso, que cumpliría con el patrón marcado y habría dejado pruebas fisiológicas en los objetos que abandonó, en el entorno del jardín del Cid, durante su huida después del crimen: una careta de goma de monstruo, unos guantes, el chaleco reflectante con el que iba ataviado y el cuchillo con el que asestó hasta cuatro puñaladas a la víctima. Por un robo. Por un bolso. En el centro de la ciudad.
Los tres apuntes aceran el temor que ha surgido en la sociedad leonesa desde la mañana del sábado, cuando la ciudad amaneció ya con el cadáver en la morgue, después de que los médicos del complejo hospitalario no lograran salvarle la vida cuando la intervenían. «Si pasa esto en el centro (confluencia de la avenida Padre Isla con la calle Lope de Vega, a escasos 200 metros de la plaza de Santo Domingo), que no puede pasar en otras zonas más alejadas de la capital», comentaba ayer una de las comerciantes concentradas a mediodía frente a la tienda que regentaba la víctima: Modas Fansy, situada en la avenida de Roma. El cerco está cerrado, aunque el miedo está suelto hasta que la Policía Nacional no arreste al culpable del asesinato, que podría estar fichado y ser extremadamente peligroso, según fuentes de la investigación.
Bajito y grueso
Los responsables policiales encargados del caso han encontrado, después de cotejar denuncias de robos e intentos de sustracción, indicios de que el asesino de Maite García Flórez podría haber actuado ya en la capital leonesa, aunque en ningún caso con la agresividad que mostró en la madrugada del sábado, alrededor de las 03.30 horas, cuando abordó a la pareja de mujeres.
La noche había comenzado como una cena de tres amigas. Una de ellas se había ido antes y las otras dos regresaban después de haber estado en un local de la calle Ruiz de Salazar. Un paseo de vuelta a casa, que se quedó en Lope de Vega, a la altura del parquímetro que hay frente al supermercado El Árbol. «Salió de entre los coches», como recuerda la acompañante de la víctima, y caminó con la cara agachada hasta estar frente a ellas; justo cuando vieron que llevaba «una careta como de monstruo» y llegaron a pensar que alguien quería hacerles «una broma». Pero no hubo lugar a las risas. El atracador cogió el bolso de la compañera, quien se soltó y le dio un empujón. El revés no le alejó, sino que el ladrón cogió el bolso de Maite García e inició una segunda intentona de robo. Entonces -”aunque la testigo recalca que no llegó a ver el cuchillo en ningún momento-” el supuesto asesino apuñaló a la víctima y terminó por arrancarle del brazo su pertenencia, tras lo que salió a la carrera en dirección a San Isidoro.
El final del robo fue el principio de la persecución. Las dos mujeres se dieron la vuelta y corrieron detrás de su agresor. «Maite iba gritando -˜al ladrón, al ladrón-™», recuerda su amiga, que cruzó Padre Isla y casi llegó hasta Gil y Carrasco, por donde venían unos amigos con los que habían estado en el local. «Nos han robado», les explicó y cuando se volvió para buscar a su acompañante no la encontró, por lo que decidió regresar sobre sus pasos. Tirada en el paso de peatones había una persona. La amiga de la víctima llegó a pensar que «habían atropellado a alguien». Pero era Maite García Flórez, 20 metros más allá de donde fueron atacadas, con cuatro puñaladas.
Se busca un hombre bajo y grueso. Puede ser cualquiera. Pero la policía mantiene que ya sabe quién es.