El presidente cree que para que el Ejecutivo no se hunda con la economía debe exhibir gestión
Zapatero pide ideas a los ministros para probar que se trabaja aunque hay crisis
Lidera personalmente las iniciativas y el aparato económico de Solbes las gestiona sin roces
madrid
La afirmación que desde hace semanas repiten Gobierno y PSOE, «la solución a esta crisis está en la política», no apela exclusivamente a la mano reguladora del Estado. José Luis Rodríguez Zapatero ha llegado a la conclusión de que la única manera de que el Ejecutivo no se hunda como la economía es hacer ostensible el ejercicio de sus responsabilidades. No es el único jefe de Gobierno europeo que ha recurrido a la hiperactividad para capear el temporal. A rastras, lleva un equipo económico al que le cuesta seguir su ritmo y que, de cuando en cuando, hace un llamamiento a la prudencia.
La situación económica ha desplazado el centro de gravedad del gabinete de Zapatero. El clásico tira y afloja entre los ministros del gasto y el responsable de los dineros -”evidenciada en el último tramo de la legislatura pasada con medidas como la de los 2.500 euros por nacimiento que se encargó de desarrollar el ex titular de Asuntos Sociales, Jesús Caldera-” ha dado paso a algo más parecido a un ajuste entre dos dinámicas: la estrictamente política, con el propio presidente a la cabeza, y la eminentemente técnica, bajo la batuta del vicepresidente económico Pedro Solbes.
No se trata, según aseguran fuentes cercanas a ambos dirigentes, de un rifirrafe sino de un diálogo permanente en el que, de momento, la política lleva todas las de ganar. «Solbes está conforme con las medidas que se han puesto en marcha en los últimos meses», asegura un asesor del ministro de Economía «El presidente pide constantemente propuestas, pero en última instancia, atiende su criterio». Otra cosa, matiza, es que haya quien hubiera sido más partidario de esperar a ver cómo funcionaban las distintas actuaciones implementadas antes de ponerse lanzar nuevos planes.
En junio, cuando aún tenía serias dificultades para pronunciar la palabra «crisis», Zapatero anunció un conjunto de iniciativas destinadas a combatir la «desaceleración económica». La principal fue la dotación de 35.000 millones de líneas ICO y del Tesoro Público para financiar a las pymes y un plan para rehabilitación de viviendas e infraestructuras hoteleras. En el entorno de Zapatero admiten que ese dinero no ha llegado a familias y empresas porque los bancos, encargados de su gestión, han tardado en establecer las condiciones de crédito. Pero antes de que pudiera abrirse ese grifo, Zapatero ya estaba anunciando el plan de compra de activos a las entidades financieras para inyectar liquidez al mercado.
Plan sobre el plan
El nuevo fondo, a su vez, no ha resultado atractivo a las entidades financieras -”como demostró el escaso interés de la primera subasta-”, y fuentes de La Moncloa admiten que en parte se debe a que «su impacto quedó diluido con la decisión de conceder avales» a la banca, una decisión que se tomó cuando no se había digerido la anterior y que seduce más al sector financiero porque le permite retener activos de calidad con los que hacer operaciones más rentables que las que ofrece el Estado.