| Reportaje | La épica de León y los políticos leoneses |
«Las máquinas, en San Isidro»
Las nevadas reproducen otra vez las consecuencias seculares a las que han sometido a los leoneses: cientos de pueblos esperaban aún ayer tarde que una máquina abriera salidas
redacción
La nieve es uno de los condicionantes que han empujado a los leoneses a situaciones que sólo es capaz de resolver la épica. Da igual enfrentarse a la pobreza, al atraso económico, a la despoblación, al subdesarrollo que a la nieve. De eso, de nieve, épica e inviernos crudos, saben un rato en los cientos de pueblos leoneses que viven agarrados a comunicarse por carreteras de dos metros y medio de ancho y que reciben la visita de las quitanieves después de que sus habitantes -”los pocos y cada vez más olvidados que quedan en el medio rural leonés-” se pasen uno, dos, tres o más días sin poder salir de su casa. Los daños esta vez no son distintos. Ha vuelto a nevar, se han acumulado diez, veinte, treinta centímetros, medio metro de nieve en las carretera que unen pueblos valles o comarcas con una nacional y, otra vez, pueblo incomunicado. Esa expresión que un conocido político leonés declaró extinguida hace dos años está más vigente que nunca. «¿Dónde están las máquinas de la Diputación, esas con las que se hizo la foto Carrasco hace unas semanas? En San Isidro. Allí están bien. Pero que no mientan», se quejaba por teléfono ayer tarde un habitante de una localidad de la zona del Cea a la que -”como otras muchas de la provincia-” no han llegado las máquinas encargadas de abrir las carreteras secundarias.
Es la paradoja de jugar con el tiempo (el meteorológico) como testigo. «Se les llena la boca de enseñarnos máquinas, medios para que podamos conducir cuando nieva, para que no se pare la vida; y cuando nieva, como hoy, se apuran para decirnos quietos, quietos, no podéis salir. Ahora es cuando hacen falta los fundentes, no para hacerse las fotos y sacar máquinas en los periódicos que no van a llegar aquí» se quejan desde pueblos aislados, ayer tarde por cientos, vecinos, que se cuentan por miles, hartos de esperar turno de medios insuficientes. «Ahora hay una oportunidad de demostrar eso del desarrollo rural; a ver. Si quieren quejarse de que nieva diez centímetros que miren para nosotros que tenemos metro y medio a la puerta de casa y no viene ni dios por aquí», declaran vía telefónica (activa al menos). Así por los siglos de los siglos. Así mientras las máquinas no se reproduzcan por esporas.