Diario de León
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M. Romero
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Bien podría estar en Villafranca del Bierzo, pero no hay nada cerrado. Técnicos de la Junta buscan suelo en la comarca del Bierzo para construir un peculiar vivero en el que los peregrinos puedan dejar semillas de especies autóctonas de sus propios países, de forma que el edificio, con planta de concha, se convierta en el primer vivero intercultural del Camino de Santiago a su paso por Castilla y León. «El vivero estará en el Bierzo por su microclima. Hay que tener en cuenta que son especies foráneas y necesitan características concretas», explicó el viceconsejero de Desarrollo Sostenible, José Manuel Jiménez Blázquez.

El edificio será sostenible, es decir, capaz de autoabastecerse con energías renovables, como la geotérmica (aprovechamiento del calor del subsuelo) y la solar. Allí donde se ubique también aportará empleo, puesto que, además del vivero dedicado exclusivamente a la producción y mantenimiento de las plantas, hay un aula para realizar talleres y recibir escolares, una recepción y una zona de despachos.

Que la concha sea la forma elegida para el trazado de la planta tiene un significado especial, puesto que simboliza «los diferentes caminos que llegan desde todos los lugares de Europa para unirse al final de un solo punto».

Entre el cielo y el suelo

Será un edificio semienterrado y su diseño está concebido para absorber la luz solar teniendo en cuenta los grados de incidencia en las diferentes estaciones del año. Será un lugar característico por la disposición de su cubierta, que a su vez será un mirador. Partirá en forma de rampa desde el suelo, lo que la convierte en accesible, y estará tapada totalmente por una capa vegetal que también servirá como lugar de descanso al peregrino.

Según los bocetos y explicaciones facilitados por la Junta de Castilla y León, la imagen nocturna que proyectará el edificio pretende simular la luz que vio el ermitaño Pelayo en Iria Flavia.

El conjunto será algo así como «un vivero-jardín donde se recogerán especies representantivas de los países de los que son oriundos los peregrinos», explicó Jiménez Blázquez. «También se les dará la oportunidad de traer una bolsita con sus propias semillas», añadió.

Esta iniciativa está asociada a la detección de zonas con procesos erosivos, encharcadas o con dificultades en el recorrido, por lo que el conjunto del proyecto es visto desde la Fundación Patrimonio Natural «como un ejemplo de la política que está siguiendo la Consejería de Medio Ambiente».

Entre los objetivos se encuentra «permitir al caminante disfrutar de una manera más consciente el entorno natural» y «crear un punto de intercambio entre las culturas de las diferentes nacionalidades», tal y como argumenta el borrador al que ha tenido acceso este periódico, denominado Los árboles del Camino (8/2/2008).

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