PSE, PP y UPyD suman 38 escaños y, por vez primera, forman una mayoría no nacionalista en el Parlamento de Vitoria
El socialista Patxi López puede gobernar en Euskadi pese a la victoria del PNV
El candidato nacionalista y el socialista se presentarán a la investidura
bilbao
El cambio en Euskadi es posible, pero difícil. El socialista Patxi López, con 24 escaños, tiene en su mano la investidura si el PP, con 13, y el diputado de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) apuestan por la derrota del nacionalismo. Entre los tres suman 38 diputados, la mayoría absoluta. El triunfo del nacionalista Juan José Ibarretxe, 30 escaños, sería así pírrico por la debacle de sus socios: Eusko Alkartasuna pasa de siete a dos y Ezker Batua desciende de tres a uno. Aralar es uno de los triunfadores, porque suben de uno a cuatro diputados. Los nacionalistas suman 37.
Tras una noche de infarto por el baile de cifras y escaños, tanto Ibarretxe como López se declararon «legitimados» para gobernar el País Vasco la próxima legislatura. Cada uno a su manera se declaró ganador. «Ari, ari, ari, Ibarretxe lendakari», gritaban los unos. «Ari, ari, ari, Patxi -˜lendakari´», respondían los otros. El nacionalista apeló a que su partido es el más votado, y el socialista se enrocó en que los números dicen que la mayoría la tienen los no nacionalistas. El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, sostuvo rotundo que la sociedad vasca «ha dicho no al cambio» y que Ibarretxe debe «liderar» el nuevo Ejecutivo. López hizo oídos sordos: «mantengo mi palabra de liderar un proyecto de cambio».
El todavía lendakari, pese a la vehemencia exhibida y las frases flamígeras, se fue a su casa con un regusto amargo. El PNV logró 30 escaños, uno más que los que sumó en coalición con Eusko Alkartasuna, pero esa solidez no tuvo premio electoral. La reedición del acuerdo tripartito, incluso si se amplía con Aralar, se queda en 37 diputados, a uno de la mayoría absoluta.
Noche de infarto
Todo muy ajustado en una noche de escrutinio poco propicia para los corazones dañados. Con el 99,5% de los votos, los no nacionalistas sumaban 39 diputados y los nacionalistas, 36. Parecía todo claro. Pero en el último momento, con las papeletas del fondo de las urnas, los socialistas perdieron por ocho votos un diputado por Álava a favor de Eusko Alkartasuna. Un escenario de foto «finish»: los no nacionalistas 38 representantes, los nacionalistas 37. Y no es definitivo. Los socialistas están convencidos de que, escrutado el voto por correo, recuperarán ese parlamentario.
Ahora todo queda al albur de las negociaciones que se iniciarán hoy, pero parece impensable que el PP y UPyD nieguen su respaldo al Partido Socialista de Euskadi. Fuentes del PP vasco y también de la dirección nacional del partido sostienen que lo prioritario es desalojar al nacionalismo del Gobierno de Vitoria, aunque sea por medio de un socialista.
El PSE podrá, aunque a regañadientes, recabar el respaldo del diputado de UPyD, que entra por primera vez en el Parlamento vasco.
Y aunque los socialistas no desean tener que recurrir a esta carta, la tienen en la manga.
Por tanto, Patxi López puede lograr la investidura con el voto de los populares y del partido que lidera Rosa Díez. El líder de los «populares» vascos, Antonio Basagoiti, despejó esta misma noche las dudas, si las había: «habrá cambio», prometió, y de paso se felicitó de que «por primera vez en la historia del País Vasco el PP decide».
Pero Patxi López no lo tiene fácil. Hay un dato incuestionable, el PNV aventajó en seis diputados al PSE y en ocho puntos porcentuales. Mucha diferencia. Quizá por eso el líder de los socialistas vascos no fue todo lo rotundo que esperaban muchos. «No renuncio a presentar mi candidatura», dijo, y dejó helados a muchos socialistas que querían oír que presentará su candidatura para ser lendakari.
Algunos dirigentes del PSE consideran que la diferencia lograda por Ibarretxe no aconseja el abordaje a Ajuria Enea porque el nacionalismo tiene más legitimidad para gobernar y se consideraría expoliado. Había quien barajaba la posibilidad de abrir negociaciones con el PNV siempre que Ibarretxe quede fuera de escena.
Los socialistas, aunque eufóricos por haber logrado el objetivo de hacer posible cambio, tenían un poso de contrariedad. No lograron la victoria que algunos acariciaban y tampoco llegaron a los 27 ó 28 escaños que entraban en sus cálculos previos. El PSE consiguió seis diputados más que hace cuatro años, pero esperaba algo más, y se consuela con la idea de ganar un representante más con el voto emigrante.
Aralar fue la sorpresa de la noche. Sus planteamientos de izquierda abertzale que rechaza la violencia y el impacto mediático de su hasta ahora única diputada, Aintzane Ezenarro, fueron premiados y cuadruplicó su representación en la cámara de Vitoria. Pero también fagocitó muchos sufragios de seguidores de la izquierda abertzale que no siguieron la consigna de ETA del voto nulo.
La valoración de Ezenarro de los resultados fue jaleada con gritos de «independentzia» y la dirigente acabó su intervención con un contundente «gora ezkerra abertzale» (viva la izquierda abertzale).
Análisis socialista
El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero, analizará hoy los resultados de las elecciones en el País Vasco y Galicia con la Ejecutiva de su partido, que como prácticamente todos los lunes se reunirá en la sede nacional del PSOE en Madrid.
Zapatero conversó en la noche de ayer telefónicamente con López, quien, por su parte, dejó claro que se siente «legitimado para liderar el cambio en Euskadi».
También lo hizo con el candidato socialista a la Xunta, Emilio Pérez Touriño, al que trasladó su solidaridad.