Doña Sofía: «Estaba deseando ver el museo»
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La Reina, vestida con un sencillo traje de chaqueta azul y negro, afirmó a su llegada al Museo Bíblico y Oriental: «Estaba deseando ver esto».
En la sala Pendón de Baeza de la colegiata de San Isidoro, el director del nuevo museo, Jesús García Recio, explicó los objetivos de este proyecto que empezó a gestarse hace 33 años. Ante una numerosísima concurrencia -”encabezada por el ministro de Cultura, el presidente de la Junta, varios consejeros, el alcalde, el delegado del gobierno.... con la única ausencia destacada de la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco-”, García Recio destacó la importancia de indagar en los cimientos de la cultura occidental; y que para conocer esos orígenes conviene volver la vista hacia Anatolia, Egipto o Mesopotamia. «A Oriente y Occidente les separan palmos de tierra, pero están unidos por la amalgama de la misma civilización».
García Recio subrayó que el Instituto Bíblico se ha propuesto cinco objetivos: llevar a cabo excavaciones en Oriente, crear un museo oriental con piezas dispersas, acrecentar la biblioteca, promover la enseñanza de las lenguas orientales y proseguir los estudios de la Biblia. «Queremos llegar con piqueta a Mesopotamia. Ojalá lleguemos allí no tardando mucho», dijo a propósito de las excavaciones.
En busca de Opis
García Recio es el único occidental que tiene permiso para excavar en Irak (antigua Mesopotamia).
Su intención era haberlo hecho poco antes del estallido de la guerra; previsiblementem en busca de la ciudad de Opis, nunca excavada, y que se encontraría a 40 kilómetros al sur de Bagdad. Fue aquí donde el gran Alejandro Magno -”que ahora centra una exposición en el museo-” reunió tras la conquista de la India a 9.000 hombre en un gran banquete. Hombres de distintas culturas y creencias que acaban «rezando» una misma oración. Al final el rey de Macedonia hizo un brindis: «Yo os considero parientes míos y a partir de ahora os llamaré como tales». Una cena tan premonitoria como la de Jesucristo, porque Alejandro moriría pocas semanas después, también a los 33 años. Y es que el Museo Bíblico se propone saldar una deuda con la historia. España se perdió en el siglo XIX las campañas de excavaciones en Oriente que permitieron a Francia y Gran Bretaña conquistar espléndidos tesoros que dieron origen al Louvre y al British Museum.