Reclusos de Morón evitan que se suicide el asesino confeso de Marta

sevilla

Los reclusos de la prisión de Morón de la Frontera (Sevilla) impidieron el jueves por la noche que el principal implicado por la desaparición de Marta del Castillo, Miguel Carcaño, se suicidase intentando colgarse con un cordón del chándal desde la puerta de baño. El joven, que forma parte del programa de prevención de suicidios del penal, dejó poco antes una carta en su celda, que el director del centro envió al juez instructor del caso.

Fuentes de Instituciones Penitenciarias confirmaron que el intento de suicidio se produjo entre las 19,30 y las 20 horas del jueves, poco antes de la cena. Miguel, que desde que fue enviado a prisión el 17 de febrero está sometido a permanente vigilancia para evitar que se autolesione, acudía al comedor junto al recluso de apoyo asignado por el plan de prevención de suicidios cuando pidió ir al baño. Al tardar más de lo normal, el preso «sombra» que esperaba en la puerta decidió entrar al baño y lo encontró colgando de la puerta del servicio con el cordón de su chándal.

Rápidamente alertó de lo sucedido y gracias a la apresurada intervención de otros presos y del personal de la cárcel Miguel no sufrió daño alguno, salvo una pequeña rozadura en el cuello. Al comprobar que no había perdido la consciencia, no fue necesario trasladarlo a un centro sanitario y fue atendido por el propio médico de guardia de la prisión, que le reconoció y le administró un tranquilizante.

Desde Instituciones Penitenciarias subrayaron que precisamente para evitar esta situación se había decidido insertar a Miguel Carcaño en el protocolo de prevención de suicidios para garantizar su seguridad, dado que reúne los elementos propicios para ello, como la repercusión de su caso y la consiguiente presión social, el temor a lesiones de otros reclusos o su carácter primario -”es la primera vez que pisa la cárcel-”.

Por estos motivos, está más vigilado por los funcionarios de prisiones, pasa las 24 horas del día acompañado por presos «sombra» y no participa en determinadas actividades del centro para no mezclarse con otros reclusos.

Fuentes del entorno de la prisión consideraron que el intento de suicidio fue más bien una «forma de llamar la atención», ya que la puerta del servicio se encontraba abierta y el baño da además a uno de los patios de la cárcel, que en ese momento se encontraba muy concurrido al ser la hora de la cena.

Miguel dejó en su celda una carta que el director de la prisión remitió durante la jornada al juez de Instrucción número 4 de Sevilla, en cargado de investigar el caso, dado que al ser un preso preventivo el joven se encuentra bajo su jurisdicción.