La enseñanza de religión cristiana evangélica es elegida en León por el 1,9% de las familias y la islámica por el 0,08%
La opción de religión retrocede al 46% del alumnado en los centros públicos
En infantil y primaria la religión católica alcanza el 71,2% y en secundaria el 18,8%
león
La asignatura de religión ha retrocedido en la enseñanza pública leonesa al 46% del alumnado, según datos de la Dirección Provincial de Educación, un quince por ciento menos que hace siete años, pues en el 2002 el 60% de escolares matriculados en centros públicos optaba por esta asignatura.
La religión católica tiene su bastión como asignatura en las escuelas de Infantil y Primaria. De hecho, según Educación es escogida por el 71,2% del las familias en estas etapas educativas en los centros públicos, con un descenso poco significativo respecto al año 2002.
En cambio, la religión es ya una opción minoritaria en los institutos de la provincia. Tan sólo el 18,8% de estudiantes de Secundaria y Bachillerato demandaron el año pasado religión católica, frente al 34% en el 2002.
En los institutos no hay peticiones para estudiar otras religiones. En cambio, en los centros de infantil y primaria de León el 1,9% de escolares se decantan por la religión evangelista y el 0,08% por la islámica , sin que esta confesión cuente aún con profesorado en León y ni siquiera hay previsión para su implantación, según señaló la Consejería de Educación.
«La opción religiosa ha ido a la baja, pero con menos incidencia de que la cabría esperar dada la presión que hay en contra», subraya el delegado de enseñanza del Obispado de León, Jesús Miguel Martín. Los datos que maneja la diócesis recogen que la enseñanza religiosa llega al 80% del alumnado en Infantil y Primaria y al 35-40% en Secundaria y Bachillerato, dado que incluyen a los centros privados concertados de carácter religioso en cuyo ideario figura la impartición obligatoria de la asignatura.
La iglesia católica leonesa tacha de «alarmante» el descenso de la demanda de religión en la educación secundaria, hecho que atribuyen a que «en la ESO los padres no asumen la responsabilidad de optar por la religión, se inhiben y dejan elegir a sus hijos», señala Martín.
«La educación moderna en Europa es laica», reconoce Manuel Corral, pastor de la iglesia evangélica de León, cuya confesión, sin embargo, ofrece clases de religión en los centros desde 1995, primero de forma voluntaria y desde 2002 con profesorado contratado por la Junta.
«Ofrecemos esta enseñanza y hemos luchado por ella porque la religión está en la escuela y hay familias que la demandan», se justifica Corral. Actualmente, la asignatura de religión envangélica se imparte en una treintena de centros de la provincia y llega a más de 800 niños y niñas de educación infantil y primaria.
La adscripción de la etnia gitana y de una parte cada vez más importante de la inmigración latina a esta religión hace que en algunos centros escolares la evangélica sea también la opción dominante.
La demanda de religión islámica, la tercera religión emergente en la escuela, no es considerada aún suficiente para dotar con profesorado su implantación en la provincia leonesa.
La enseñanza de las religiones en la escuela está regulada por un decreto de 1994 que permitió la entrada de profesorado de otras confesiones en las aulas en virtud de los acuerdos que el Gobierno de Felipe González firmó con la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas, la Federación de Comunidades Israelitas y la Comisión Islámica de España.
El decreto indica en el artículo tercero que «los padres o tutores de los alumnos, o ellos mismos si fueran mayores de edad, manifestarán voluntariamente al director del centro al comienzo de cada etapa o nivel educativos su deseo de cursar las enseñanzas de religión». A continuación añade que «los centros recabarán expresamente esta decisión en la primera inscripción del alumno en el centro o al principio de cada etapa». Para el alumnado que no opta por enseñanza religiosa los centros deben organizar «actividades de estudio alternativas».
La asignatura es impartida en los centros públicos por un centenar de profesores y profesoras nombrados por los obispados de León y Astorga, salvo en algún caso en que el profesorado tutor está habilitado por la autoridad eclesiástica.