Diario de León

Los socialistas admiten que será difícil llegar al 2012, pero su horizonte es menos sombrío

El PP y los nacionalistas dudan de que Zapatero agote la legislatura

Inestabilidad parlamentaria, elecciones y crisis supeditan el panorama del Gobierno

Publicado por
madrid
León

Creado:

Actualizado:

Sólo ha transcurrido un año de la legislatura, pero el PP y los nacionalistas catalanes y vascos tienen serias dudas de que José Luis Rodríguez Zapatero sea capaz de acabarla. Los socialistas no ven un horizonte tan sombrío, pero admiten que van a tener serias dificultades para llegar indemnes a 2012. El panorama para el Gobierno es, sin duda, complejo: elecciones europeas y catalanas, inestabilidad parlamentaria, y una crisis económica cuyo final no se atisba.

Es improbable que Mariano Rajoy juegue la carta de la moción de censura porque sólo tiene que esperar a que el jefe del Ejecutivo se vea abocado a adelantar los comicios legislativos ante la imposibilidad de gobernar. Quien así razona es un alto cargo del PP que desaconseja a su líder embarcarse en la siempre arriesgada aventura de desbancar al presidente del Gobierno por mecanismos parlamentarios. En la historia de la democracia sólo ha habido dos intentos, el de 1980 protagonizado por Felipe González contra Adolfo Suárez y el de 1987 de Antonio Hernández Mancha contra el líder socialista, y ambos fracasaron, aunque González rentabilizó al máximo la suya y el líder conservador, en cambio, se despeñó y dimitió.

El PP no quiere engañarse con el cuento de la lechera, pero no puede abstraerse a la hipótesis de una victoria suya en las elecciones europeas del 7 de junio próximo, y una derrota de los socialistas en las catalanas del próximo año. Unos resultados que sumados al revés que ya ha sufrido el PSOE en Galicia abonan el campo para un adelanto electoral. Es más, algunos dirigentes populares apuntan al segundo semestre del 2010, tras la presidencia española de la Unión Europea.

Un anticipo al que coadyuvaría un fracaso presupuestario si el Gobierno no logra forjar una mayoría para aprobar las próximas cuentas del Estado. Un objetivo que a día de hoy se antoja casi imposible. Se da por descontado el rechazo del PP; lo mismo se puede decir del PNV, gran valedor de los últimos Presupuestos, como consecuencia de su desalojo del poder en Euskadi; CiU, que ya rechazó los del 2009, es muy difícil que respalde los del 2010, año en que hay elecciones en Cataluña y ante las que no puede presentarse como sostén de los socialistas. Esos comicios pueden provocar también que Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya pongan un precio imposible a su apoyo en el Congreso.

Ese escenario abocaría al Gobierno a prorrogar las cuentas vigentes, que sería lo mismo que enfrentarse a la crisis con una mano a la espalda y con las consecuencias políticas que ello implica.

Pero no sólo los números de la economía juegan en contra del Ejecutivo socialista, también lo hace la aritmética parlamentaria. El PSOE paladea esta legislatura el jarabe de la soledad que saboreó el PP en la pasada. Con una diferencia, el aislamiento de los populares fue ideológico y el de los socialistas es político. El partido de Mariano Rajoy sufrió una orfandad fruto del antinacionalismo que puso en práctica José María Aznar en su último mandato, pero la del PSOE es consecuencia de su incapacidad para reeditar acuerdos con antiguos aliados o buscar nuevas complicidades.

El delgado hilo que mantiene con Esquerra e IU no garantiza nada a Rodríguez Zapatero, y si el Gobierno entra en una dinámica semanal de derrotas parlamentarias, sorteadas hasta ahora con toda clase de suertes y argucias, podría verse en una situación política muy delicada.

Las perspectivas electorales, además, no ayudan. En amplio círculos del Gobierno y del PSOE se dan por perdidos los comicios al Parlamento europeo porque, entre otras razones, el castigo al Gobierno en años de crisis es una tentación casi irresistible para los ciudadanos. Las elecciones catalanas previstas para otoño del próximo año, pero susceptibles de ser anticipadas a la primavera, tampoco pintan mejor por la cuestionada gestión del tripartito que lidera el socialista José Montilla. Las encuestas, encima, atribuyen una clara victoria a CiU y un desplome de los socios del PSC que dejaría sin posibilidades a la fórmula del tripartito.

Los dirigentes del PSOE no son ajenos a estos análisis que se manejan en las direcciones del PP y entre los nacionalistas vascos y catalanes. Creen que una forma de taponar la previsible hemorragia sería una remodelación ministerial para dotar al Ejecutivo del perfil político que no tiene. Zapatero, de momento, calla y maneja sus tiempos para desesperación de muchos en su partido. La crisis, sin embargo, parece ineludible, admiten fuentes del entorno presidencial, sólo falta conocer el momento.

tracking