El PP recupera la fe en Rajoy tras su paso por el programa de TVE

madrid

La personalidad política de Mariano Rajoy crece a ojos de sus correligionarios cada vez que se somete a las preguntas de los ciudadanos en la emblemática emisión de TVE. En el programa del pasado lunes, el líder del PP convenció más que nunca a los suyos, que le vieron con un nuevo perfil político, más constructivo y optimista frente a los problemas.

Hasta los críticos de su partido reconocen que domina el formato de Tengo una pregunta... y que se mueve con cierta comodidad en el juego de preguntas y respuestas del programa. La doctrina oficial resalta que los ciudadanos fueron más condescendientes y amables con el líder opositor que en la anterior edición. En consecuencia, deducen que el presidente del PP ha superado el rechazo que despertaba en la ciudadanía en la pasada legislatura a causa de la crispación política y su agresiva política de oposición.

Por ello, los televidentes encontraron un Rajoy nuevo, menos tenso y crispado, más cercano y afable. «Ha descubierto que ahora hay un nuevo concepto de la política», dice un experimentado parlamentario «marianista» que no tiene escrúpulos en admitir que su líder ha descubierto que resultar simpático y dar buenas noticias a sus interlocutores es el mejor mensaje que puede ofrecer. «En eso se está reinventando como líder», explica y celebra el hecho de que «se ha quitado la obsesión de criticar a Zapatero» para adoptar sus tácticas de comunicación política.

Cercanía y familiaridad

La clave del éxito estuvo en la cercanía y familiaridad con que trataba a los que le preguntaban, según los más jóvenes del PP que le vieron «muy natural», especialmente, cuando relató la anécdota del juicio por malversación de fondos que le sentó en el banquillo cuando era presidente de la Diputación de Pontevedra. «Era Rajoy en estado puro», comentan. Sin embargo, apuntan que el tono conciliador y de hombre de Estado que apreciaron cuando hablaba de la situación económica se transformó en tensión al afrontar las preguntas sobre corrupción, el aborto o el Yak-42.

Otros dirigentes sostienen que, a pesar de que trataba de resultar simpático en todo momento, Rajoy no cayó en la tentación de dar la razón a sus interlocutores y apostó por la firmeza de sus principios en relación con las soluciones ante la crisis, la investigación con células madre y el debate sobre la cadena perpetua.