| Entrevista | Ramiro Santisteban y Jesús Tello |SUPERVIVIENTES ESPAÑOLES DE MAUTHAUSEN
«La democracia se ha olvidado de los españoles de los campos nazis»
Critican que muchos de sus compañeros murieron sin un solo reconocimiento: «Los alemanes nos asesinaron pero fue Franco el que promovió nuestro extermi
madrid
Son los primeros españoles que declaran en un proceso contra los nazis. El cántabro Ramiro Santisteban y el zaragozano Jesús Tello, ambos octogenarios y testigos de la causa abierta en la Audiencia Nacional contra cuatro miembros de las SS, sobrevivieron a cinco años de cautiverio en Mauthausen y a 64 años de olvido. No hay rencor en sus palabras, pero se quejan de la falta de atención de los gobiernos democráticos en todos estos años.
-”¿Qué esperan de la justicia española en el proceso que acaba de comenzar?
-”(Ramiro Santisteban): Poco. Llega muy tarde. Quedan poquísimos republicanos de los campos con vida. Cientos de supervivientes españoles de los campos han muerto de viejos sin un solo reconocimiento. Se han ido al otro lado sin tener la satisfacción de que su país se acordaba de ellos o hacía algo contra sus verdugos. La democracia se ha olvidado de los españoles que pasamos por los campos nazis. Con Franco era entendible ese olvido, pero es que desde que murió el dictador no se ha hecho nada.
-”(Jesús Tello): Hemos sido los olvidados y seguimos siéndolo. Nunca han llamado a nuestra puerta. Los gobiernos democráticos se han limitado a algunos gestos, como cuando Zapatero visitó Mauthausen
-”¿Qué le piden entonces a la España democrática?
-”(R. S.): A estas alturas y con casi todos esos españoles muertos, sólo pediría que terminen con los símbolos franquistas. Para nosotros es un horror ver estatuas del dictador o símbolos de aquella época. En Berlín o en Roma sería impensable ver estatuas de Hitler o Mussolini.
-”¿Qué fue lo peor de sus cinco años en Mauthausen?
-”(J. T.): Lo peor es, como nos ocurrió a nosotros, ver a miembros de tu familia en el campo. Santisteban estaba con su padre y su hermano y yo con mi padre. En esas circunstancias sufres más por lo que pueda pasar a tus cercanos que el dolor y las penurias que tú padeces. En esa situación es mejor estar solo, únicamente acompañado de compañeros.
-”(R.S.): El dolor es múltiple. Sufres por ti y por los tuyos. Yo vi castigar a mi padre al poco de llegar al campo. Lo llevaron a la compañía disciplinaria tres meses, que era lo mismo que llevarlo a la muerte por agotamiento subiendo piedras de una cantera. Y yo no pude hacer nada. Fue lo peor.
-”¿Cuál era su rutina en el centro de concentración?
-”(J.T.): Trabajar y trabajar hasta la extenuación en la cantera. Desde las cuatro menos cuarto de la mañana hasta la caída de la noche, alimentados con un poco de pan y, a veces, una patata. Y eso que estábamos en un comando de jóvenes y teníamos mejores condiciones que el resto.
-”¿Cómo lograron sobrevivir?
-”(R.M.): Te acostumbras a vivir diariamente con la muerte.Llegamos muy jóvenes, muy sanos y muy espabilados de la Guerra Civil. Eso nos ayudó. Era importante también la estabilidad mental, desechar diariamente los pensamientos negros y la desesperación, y sobrevivir día a día. Pero era difícil. Vivimos cinco años pensando que ese podía ser nuestro último día; cada día veíamos el humo del crematorio que te lo recordaba.
-”(J.T.): Y también suerte. Suerte de no caer enfermo porque cualquier enfermedad era la muerte. Un resfriado podía ser el final. Suerte de no caerle mal a un -˜kapo-™ del campo. Y suerte de no estar en un pelotón del que decidieran prescindir y lo mandaran fusilar a la vuelta de la cantera.