David Vegara, que sonó para ministro, apoyará al equipo de Salgado hasta que haya sucesor
El número dos de Solbes abandona Economía por «motivos familiares»
Salgado y Blanco escenifican con una reunión el «cambio de ritmo» anunciado por Zapatero
madrid
El secretario de Estado de Economía, David Vegara, mano derecha de Pedro Solbes en su última etapa al frente del ministerio, comunicó este jueves su dimisión «por motivos familiares» a la nueva vicepresidenta segunda, Elena Salgado. Su marcha, sin embargo, no será inmediata: colaborará con el equipo de la responsable económica del Gobierno aproximadamente un mes, hasta que la ministra tenga decidido quién será su sucesor.
La caída de Vegara ha sido tan fulgurante como su carrera. En apenas unos días, el número dos de Economía ha pasado de ser el aspirante mejor situado a ocupar la silla del ministro -”e incluso sonó como posible responsable de Industria-” a plantear a su nueva jefa que quería dejar el Ejecutivo por cansancio. Lo hizo, según explicó un portavoz gubernamental, en una reunión que mantuvo con ella a última hora de la mañana, en la que le expuso «que su deseo era dejar el Ministerio de Economía porque lleva muchos años y por motivos familiares».
Mientras, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y el ministro de Fomento, José Blanco, celebraron ayer la primera reunión de trabajo del nuevo Gobierno. Fue «una primera toma de contacto», un encuentro en el que no se tomaron decisiones concretas, pero que sirvió a la titular de Economía para empezar a cumplir con una de las misiones que le encomendó José Luis Rodríguez Zapatero al proponerle el cargo: la escenificación de un dinamismo y un empuje que nunca supo demostrar Pedro Solbes. A lo largo de los próximos días, se citará con los responsables de las principales carteras ministeriales para lanzar el mensaje de que no descansa y de que, al frente de un departamento clave para esta legislatura, se ha sentado una mujer activa.
Cuando la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, afirmó el miércoles que no habría cambios en la línea económica del Ejecutivo sino en su ritmo lo decía con motivos. Zapatero era tan consciente de la imagen de solvencia que Solbes ofrecía entre el empresariado, el mundo financiero y los foros internacionales que, a finales del 2007, se empleó a fondo para convencerle de que reforzara su candidatura para las elecciones de 2008 y lo acompañara de nuevo al frente del Ministerio de Economía. Nadie discutía en el PSOE la capacidad del ya ex ministro, pero si algo reprochaba el núcleo duro de La Moncloa era su tono apagado. «Así no se puede generar confianza», era la queja más frecuente.
Salgado pretende dar la vuelta a la situación. El sábado se reunirá con la ministra de Defensa, Carme Chacón, y a las cinco de la tarde hará lo propio con el ministro de Industria, Miguel Sebastián. Fuentes de Economía señalan que es probable que antes del lunes también celebre encuentros con el titular de trabajo, Celestino Corbacho, y con la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia. Ambos ocupan cargos esenciales para las tareas que la propia vicepresidenta segunda definió como prioritarias en su toma de posesión: la creación de empleo y el impulso a un nuevo modelo de crecimiento asentado en la I+D+I.