Diario de León y la Asociación de Escritores le brindaba en octubre un muy sentido homenaje
Murió Pereira, maestro de la voz y la palabra
Un fallo cardiaco acabó ayer con la vida del gran precursor del «boom» literario leonés
león
Murió Pereira. Dos palabras bastaron ayer para sacudir, para conmocionar y para entristecer no sólo a León sino a todo el universo de las letras en español. El escritor Antonio Pereira, el sutil inventor de ensoñaciones, el gran contador de historias, el genial conversador, el maestro de la sugerencia, fallecía en la mañana de ayer, en su domicilio de la capital leonesa, a causa de un fallo cardiaco. Tenía 85 años y era uno de los más respetados, más queridos y más leídos autores del panorama editorial en castellano, y su producción literaria, especialmente sus cuentos, ha venido siendo unánimemente elogiada por la crítica y por el público.
Según fuentes de la familia recogidas por la agencia Efe, en el momento de su fallecimiento, -”inesperado, aunque su salud en los últimos años era delicada-”, se encontraba junto a su esposa, Úrsula Rodríguez. La capilla ardiente continúa hoy instalada en el tanatorio de Eras de Renueva: sus cenizas serán trasladadas mañana a su municipio natal.
Nacido el 13 de junio de 1923 en Villafranca del Bierzo, en ese barrio popular que tan genialmente describiera en sus deliciosos Cuentos de la Cábila , Pereira se había traslado a León capital en la década de los cincuenta, domicilio que alternó con frecuentes y prolongadas estancias en Madrid, tanto por razones laborales como afectivas. Aunque se inició en las letras dentro del ámbito de la poesía y es autor de dos novelas, la obra literaria de Antonio Pereira se ha centrado sobre todo en el relato breve, que abrió en el año 1966 con la publicación de Una ventana a la carretera , con el que obtuvo el Premio Leopoldo Alas.
Galardonado en 1988 con el prestigioso Premio Fastenrath de la Real Academia Española y en 1999 con el Premio Castilla y León de las Letras, el escritor berciano ocupa, como han venido subrayando los críticos más destacados, un lugar preeminente en el panorama de la narrativa en castellano de la segunda mitad del siglo XX como uno de los más consumados y brillantes autores dentro del género del cuento.
Ayer, hasta el tanatorio de León se fueron acercando numerosos familiares, amigos, compañeros y admiradores del escritor, cuya muerte han sentido especialmente los ciudadanos leoneses: Pereira acudía asiduamente a encuentros literarios y actividades sociales de diverso tipo, paseaba por la capital charlando con los paisanos, de los que obtenía numerosos argumentos para sus obras, y también acudía a diversos actos en Ponferrada, Villafranca y otros lugares, a cuyas ferias del libro y certámenes poéticos prácticamente nunca faltaba.
Fundación Antonio Pereira
El escritor había depositado su legado en manos de la Universidad leonesa: en su seno se creó, el año pasado, y con el apoyo de la Junta de Castilla y León, la Fundación Antonio Pereira, un centro cuyos objetivos pasan no sólo por fomentar y promover el estudio científico y la divulgación de la obra del genio villafranquino sino también por desarrollar todo tipo de actos relacionados con el mundo de la creación y la edición. Hace unos meses, la fundación, coordinada por José Enrique Martínez, inauguraba su primer simposio. Y es que la colección donada por el escritor incluía diversas ediciones de todos sus libros, además de documentación sobre las críticas recibidas, manuscritos originales y vídeos y fotografías. Además, el pasado mes septiembre, el Congreso de Literatura Leonesa que organiza el Diario y la Asociación de Escritores le brindó un muy sentido, caluroso y multitudinario homenaje.