Su Majestad preside la conmemoración de los bicentenarios de las independencias iberoamericanas
El Rey quiere que España potencie las relaciones entre la UE e Iberoamérica
El ex presidente Felipe González es el embajador plenipotenciario para la efeméride
madrid
España aspira a convertirse en puente entre América Latina y la Unión Europea, ahora más que nunca. El Rey Juan Carlos aprovechó ayer su intervención en el acto institucional de conmemoración de los bicentenarios de las independencias de las naciones iberoamericanas para subrayar la necesidad de que la presidencia española de la UE, prevista para el año próximo, propicie un «salto cualitativo» en las relaciones entre ambos continentes. La incorporación a la Europa comunitaria de los países del Este, que jamás han tenido lazos con este área de influencia, dificulta el trabajo.
El anhelo del Gobierno español es que las relaciones privilegiadas con Iberoamérica puedan traducirse en un mayor volumen de recursos. Europa sigue siendo el primer donante y el primer inversor en los países de Centro y Sudamérica, pero ahora que la nueva Administración estadounidense ha abierto la puerta a lo que los norteamericanos llaman «el patio de atrás», el equilibrio de fuerzas puede variar. El secretario de Estado para Iberoamérica sostiene que el objetivo no es competir por un liderazgo, en el que México y Brasil también tienen mucho que decir, sino buscar el modo de «empujar todos en la misma dirección».
La conmemoración de las Independencias de Bolivia y Ecuador (este año) y México, Argentina, Venezuela, Colombia y Chile (el año próximo) no está exenta de «riesgos» para el estatus de España. El populismo de corte nacionalista y antiimperialista encarnado por mandatarios como Hugo Chávez o Evo Morales puede amenazar, según admite el Ejecutivo, la estabilidad de las relaciones. En un intento por atajar posibles tentaciones, el ministerio de Exteriores ha preparado una agenda que permita «acompañar» a los protagonistas de las celebraciones.
En esta línea se enmarca el acto celebrado ayer en la Casa de América con presencia de los Reyes y el presidente del Gobierno. Y en ese propósito encaja también la afirmación de don Juan Carlos de que el movimiento emancipador americano nació con «los ideales de la libertad, la igualdad y la solidaridad» de la Constitución de Cádiz de 1812, la primera en España, cuyo ámbito de aplicación se extendía a Iberoamérica. «El bicentenario -“dijo- nos ofrece una buena ocasión para impulsar nuestras relaciones y reforzar nuestro trabajo en común, nuestro peso e identidad en todos los ámbitos a escala internacional».
Aprovechar el potencial
Felipe González, embajador plenipotenciario para la efeméride, bajó a la escala de lo concreto y advirtió de que Iberoamérica y España deberían aprovechar el potencial que adquieren cuando suman fuerzas e hizo una advertencia. No es lógico, argumentó, que los países en América Latina sean capaces de «jugar al fútbol con unas mismas reglas» y en cambio sean incapaces de intercambiar servicios o empresas. La consecuencia, apuntó, es que mientras los países de la Unión Europea mantienen relaciones comerciales en un 77%, ellos se quedan en el 7%.
La charla de González fue seguida por una mesa redonda moderada por el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y en la que participaron, entre otros, la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero Waldner, y el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza.
Pero la implicación ministerial fue más allá con la presencia, durante toda la jornada, de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega; el vicepresidente tercero, Manuel Chaves; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y el ministro de Industria, Miguel Sebastián.