Erkoreka conmina al presidente a buscar una alianza sólida

madrid

Enamorado de la improvisación, veleidoso, jugador de póker, funámbulo. Josu Ekoreka no ahorró epítetos para definir a José Luis Rodríguez Zapatero. El portavoz del PNV presentó al secretario general del PSOE como un aprendiz de brujo, un gobernante irresponsable dispuesto a jugar con el destino de los españoles desde su laboratorio político a golpe de medidas incoherentes que, dijo, «sangran la economía y engordan las listas del paro». Pero, aún así, dejó una puerta abierta al diálogo.

Erkoreka optó por desempeñar su papel de crítica oposición sin miramientos. Y, sin embargo, introdujo en su discurso una cuota de sobriedad propia de partido con vocación de Gobierno. Los socialistas siempre han confiado en que ese sentido de la responsabilidad, o los vínculos con el empresariado que exige un consenso en materia económica, haría viable un eventual acercamiento tanto con los nacionalistas vascos como los catalanes.

El dirigente peneuvista advirtió, no obstante, de que su apoyo no llegará si Rodríguez Zapatero no corrige su comportamiento errático. «Usted no busca socios, sino samaritanos -“le reprochó-; no demanda compañeros de viaje sino muletas para salir de los barrizales». A su juicio, la estrategia gubernamental de intentar sumar una mayoría parlamentaria suficiente en cada nueva votación ha convertido el Congreso en un «galimatías» y al Ejecutivo en una institución sin «solvencia ni estabilidad».

«Está obligado a buscar un bloque parlamentario sólido y coherente con el que afrontar la crisis -“avisó-, no puede seguir jugando al bingo». Fue una invitación que el presidente del Gobierno cazó al vuelo. Zapatero aseguró que siempre estará dispuesto al diálogo con los nacionalistas. Pero ahí quedó la cosa. Sobre todo, porque tampoco Erkoreka vendió el asunto como fácil.

A pesar de asegurar que su formación mantendrá una «actitud constructiva» y que apoyará todas las «iniciativas serias que se planteen en el combate contra la crisis y el paro», subrayó que no se puede aspirar a ser amigo de alguien a quien se le «pisan los callos». «Usted nos ha mandado a la oposición, usted y la sala del 61 del Tribunal Supremo que para los efectos es lo mismo».