La cueva de La Uña aportó arpones y se esperan datos sobre los túmulos de Picos
Otra de las evidencias más cercanas al entorno de la caverna de La Braña-Arintero es la cueva de la Uña (Acebedo), uno de los pocos yacimientos descubiertos en el noroeste de la provincia de León que está permitiendo ampliar el conocimiento sobre las ocupaciones superopaleolíticas de la cuenca del Duero y que, a su vez, ha permitido conocer mejor la relación existente entre esta zona y el norte de la cordillera. El hallazgo presentado en 1997 en la revista Lancia por varios profesores de la Universidad de León aportó, por primera vez, la presencia de elementos típicos del Aziliense, como los arpones, lo que unido a la propia situación del yacimiento en una zona de alta montaña ofreció un intersante panorama de la ocupación humana en esta zona, tradicionalmente considerda como inhabitable durante el Pleistoceno.
¿Enterramientos neolíticos? Unos kilómetros al norte de La Uña se encuentra la majada de Vegabaño (Soto de Sajambre), en el corazón de Picos de Europa. Allí se pueden localizar a simple vista multitud de construcciones funerarias prehistóricas. Durante los últimos años, se han catalogado al menos una decena de monumentos funerarios construidos entre los años 4.000 y 2.500 antes de Cristo por parte de las primeras poblaciones de agricultores y cazadores de esta región. Los estudios de varios expertos corroboran la existencia de túmulos que taparían enterramientos del Neolítico y Calcolítico.