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Garzón cree que la querella es una «burda represalia»

El Supremo revisará la imputación por prevaricación en el caso del franquismo

El juez Garzón pide al archivo de la causa.

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| madrid
León

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Juzgar al franquismo puede ser «discutible y originar encendidos debates», pero de ahí a considerar que esta decisión es «indiciariamente prevaricadora media un abismo insondable». Así de rotunda es la respuesta del juez Baltasar Garzón a la decisión del Tribunal Supremo de investigarle por presunta prevaricación. El magistrado de la Audiencia Nacional presentó hoy recurso contra la admisión a trámite de la querella presentada por el pseudosindicato Manos Limpias, que considera una «burda represalia» por la deriva del proceso.

El recurso es la última carta del juez para que la Sala de lo Penal del Supremo deje sin efecto la querella. Para ello, los cinco magistrados que acordaron abrir una investigación a Garzón el pasado martes tendrán que estudiar la súplica y tomar una decisión que podría conocerse la próxima semana, según confirmaron fuentes jurídicas. En caso de mantener su resolución, el caso llegará a manos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que podría suspender de forma cautelar al magistrado mientras dure la instrucción penal, aunque no suele hacerlo si no hay petición del fiscal en ese sentido.

Los argumentos de Garzón se ciñen a aspectos jurídicos y deja de lado los duros términos de la querella. El juez hace una encendido alegato de su actuación al asegurar que su intención era la tutela judicial de las víctimas: para eso aceptó sus denuncias, incoó las diligencias previas, se declaró competente para la instrucción, comprobó si los presuntos culpables habían fallecido y, «tan pronto le hubo constado de forma fehaciente el fallecimiento de los mismos», declaró sin demora la extinción de sus posibles responsabilidades y se inhibió a favor de los tribunales competentes.

El juez centra su defensa en uno de los aspectos más criticados por el Supremo: la imputación de una serie delitos a sabiendas de que la Audiencia no era competente. En particular, el delito contra altos organismos de la nación y la forma de gobierno, con el que el Garzón abrió la causa para perseguir al franquismo y del que ahora defiende su vigencia, contenida en el artículo 472 del Código Penal bajo la denominación actual de «delito de rebelión».

Sobre la querella de Manos Limpias, Garzón destaca la enemistad previa que mueve esta iniciativa del «colectivo franquista», «una burda represalia» a su persona.

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