Reportaje | VIAJE DE VUELTA
Marina vuelve a casa en Bogotá
Deja atrás cuatro años de residencia en España, en Astorga, y catorce en Italia
Un poco desencantada de su paso por España, Marina Tamayo ha hecho cuentas y ha decidido que para «gastar prácticamente lo que gano me sale mejor irme» e intentar un cambio de rumbo en Bogotá, donde tiene previsto montar un gimnasio para mujeres con el respaldo de su hija, que es odóntologa y vive en la capital.
«Allí es más fácil montar un negocio, no lo ponen tan complicado como aquí», aclara tras contar que intentó poner en marcha una tienda de reparación de electrónica en Astorga sin éxito.
Ya no tiene esperanza en que la llamen para trabajar como la prometieron. «Me dijeron que a lo mejor en agosto, pero el tiempo pasa...» y el contador del paro sigue en marcha: tiene derecho a ocho meses de prestación y ya ha disfrutado dos.
Marina hizo un curso de carnicería, pero nunca ha llegado a trabajar en un establecimiento cárnico. Las ofertas de empleo siempre tienen un requisito que ella no puede cumplir: un año de experiencia. «Si nunca me dan la oportunidad de trabajar no voy a tener esa experiencia, dije en la oficina de empleo», explica.
Marina Tamayo es una de las personas que ha acudido a Cruz Roja de León en busca de la ayuda que ofrece el Ministerio de Trabajo a las personas que optan por solicitar el pago acumulado y anticipado del paro bajo la condición de retornar a su país y no regresar en tres años.
Quedó sin trabajo el 12 de mayo y después de mes y medio decidió que era mejor aprovechar la oportunidad de regresar con algún ahorro que esperar a consumir la prestación sin esperanza de un nuevo empleo. Se animó después de ver que una familia colombiana conocida tomó el mismo camino.
No se va con buen sabor de boca: ha tenido un trabajo donde no la pagaron y otro en el que no la renovaron el contrato porque estaba de baja por enfermedad. Además, ha echado en falta un trato más amable en el trabajo. «También he trabajado en sitios donde me han pagado, eso no lo voy a negar, pero muchas veces he llorado arrepentida de haber dejado mi trabajo en Italia», señala.
Sin embargo, también tiene cosas buenas que contar de su estancia en la provincia leonesa y hay dos instituciones de las que se lleva un «recuerdo imborrable de agradecimiento».
La primera el Hospital de León, donde hace algo más de un año la operaron de urgencia, porque «me atendieron sin mirar quien era». En segundo lugar, Cruz Roja, donde estos días ha descubierto a una trabajadora social entregada, Pepa.